Doce coches Mitsubishi retirados de la línea B partieron en las últimas semanas a la provincia de Neuquén. En concreto, las unidades fueron trasladadas a la localidad de Añelo, ubicada al noroeste de la capital provincial, que saltó a la fama a nivel nacional años atrás por su cercanía al yacimiento petrolífero Vaca Muerta.
Según publicó el diario Río Negro, las unidades fueron adquiridas por un grupo de emprendedores privados para construir un centro comercial. “Somos tres socios”, explicó a ese medio Facundo Sánchez, uno de los desarrolladores. El proyecto contempla levantar “un shopping, con complejo gastronómico y paseo de compras”, con partes techadas y al aire libre.
Dos coches se encuentran con sus bogies colocados y están montados sobre vías, ya que el concepto del desarrollo estaría vinculado con la estética de una estación de trenes antigua. En tanto, otros seis se encuentran apartados y cuatro unidades más llegarán en los próximos días. 
“Calculamos que a mediados del año que viene lo vamos a tener terminado y en marcha“, afirmó Sánchez, quien explicó a Río Negro “que el nombre de la empresa y el monto de la inversión todavía no se pueden difundir porque están en una etapa preliminar del proyecto”. En los últimos meses, debido al freno del boom petrolero, la economía de Añelo viene desinflándose.
La presencia de los coches japoneses despertó la curiosidad de los habitantes del pueblo, donde habitan 2500 personas, que se acercaron al predio a tomar fotografías de las unidades.
Por el momento se desconoce el monto pagado por los desarrolladores inmobiliarios a Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), propietaria de los coches. El verano pasado, varias de estas unidades habían sido rematadas por la empresa estatal a valores que oscilaban entre los 15 mil y los 17 mil pesos más IVA. Algunas de ellas fueron puestas a reventa en internet por valores ampliamente superiores a los pagados al Estado.
Otras unidades, en tanto, tuvieron mejor destino y fueron donadas al Metro de Tokio, su propietario original.
Cabe destacar que los coches Mitsubishi son reemplazados por los polémicos CAF 6000, adquiridos de segunda mano al Metro de Madrid a un precio que, una vez computadas todas las obras de adaptación, se asemeja al costo de unidades cero kilómetro. La compra fue seriamente cuestionada por la Auditoría de la Ciudad, que elaboró un lapidario informe sobre la operación y le costó una denuncia penal al presidente de SBASE, Juan Pablo Piccardo. La flota madrileña es insuficiente para mejorar la alicaída frecuencia de la línea B, ya que la cantidad de coches en servicio no aumentará una vez que terminen de incorporarse.
