La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, habilitó oficialmente dos nuevas etapas del Tren Maya, en coincidencia con el primer aniversario de la inauguración del proyecto.
Se trata de los tramos 6 y 7, que comprenden el trayecto desde Escárcega hasta Tulum, permitiendo completar integralmente el circuito. Con el sector inaugurado, se ha alcanzado un total de 1554 kilómetros de vías operativas que conectan a los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, a lo largo de la península de Yucatán.
“Pusimos en marcha el circuito completo del Tren Maya, una obra única en el mundo (…) Su operación es un éxito, tal sólo de octubre a diciembre lo utilizaron cerca de 400.000 pasajeros” comentó la Presidenta.
En la ceremonia, Sheinbaum reiteró el anuncio de que en el transcurso de este año comenzará la construcción de instalaciones con el fin de poder prestar servicios cargueros. Estos comenzarían a operar a partir de 2026, conectándose con Puerto Progreso y con el Tren Interoceánico. El ferrocarril de carga es concebido como una herramienta para dinamizar las actividades productivas de la región.
El Tren Maya, cabe recordar, fue uno de los proyectos emblemáticos de la gestión del anterior presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien pudo avanzar durante su mandato con la apertura de los primeros cinco tramos en diferentes etapas.
El servicio, operado por el Estado a partir de la empresa Olmeca-Maya-Mexica (OMM), cuenta con formaciones híbridas (diésel-eléctricas) fabricadas por Bombardier-Alstom en México con un 72% de integración nacional -denominadas X’Trapolis Tsíimin K’áak-, que tienen una velocidad comercial máxima de 160 km/h.
La apuesta de México por los ferrocarriles
Además del Tren Maya, el actual gobierno mexicano impulsa varios proyectos ferroviarios en distintas zonas del país. Si bien muchos de ellos representan una continuidad de lo iniciado durante la anterior gestión, otros han sido impulsados por las actuales autoridades.
Las iniciativas se habían presentado durante la campaña electoral, cuando se hizo constante mención a la necesidad de fortalecer el sistema ferroviario nacional en el marco del plan denominado “República Conectada”.
En primer lugar, se están impulsando cuatro nuevos servicios de pasajeros: Ciudad de México – Pachuca (100 km), Ciudad de México – Nuevo Laredo (1143 km), Ciudad de México – Guadalajara – Nogales (1783 km) y Ciudad de México – Coatzacoalcos (800 km).
Para ello, recientemente se aprobó una reforma que le devuelve al Estado el control de las vías férreas.
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Por otra parte, se completará la última etapa del tren interurbano México – Toluca, conocido como “El Insurgente”, cuya segunda etapa fue recientemente inaugurada. Con la concreción del tercer tramo (Santa Fe – Observatorio), se podrá combinar con la línea 1 del Metro de la Ciudad de México –actualmente en proceso de modernización– y, a futuro, con la línea 12.
El panorama mexicano ofrece un fuerte contraste con la Argentina, donde las obras de expansión del Subte se encuentran frenadas y los proyectos ferroviarios de mayor trascendencia se encuentran paralizados o han sido directamente desechados, como la modernización y electrificación de la línea San Martín, cuyo crédito fue reasignado para usos no ferroviarios.
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