El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta blanqueó que no iniciará las obras de la línea F durante su mandato.
Según informó el matutino La Nación, el gobierno porteño puso freno a varios proyectos de importancia en la Ciudad ante “las nuevas condiciones económicas” y el anunciado recorte de la coparticipación federal. Entre ellas se encuentra la línea F, que “ya fue descartada”.
La decisión echa un manto de incertidumbre la licitación de los estudios de ingeniería para la línea, que había sido lanzada a mediados del año pasado –en plena campaña electoral– y cuya apertura de sobres ya ha sido postergada cuatro veces, lo que motivó un pedido de informes en la Legislatura porteña. Desde Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) explicaron a este medio que la licitación, de momento, sigue en pie.
De todas formas, tal como explicó enelSubte, esa licitación no tiene ningún efecto práctico en términos concretos, ya que sólo abarca la elaboración de documentos y estudios (en un plazo de unos nueve meses) que servirán de base para licitar luego las obras de construcción de la línea.
Precisamente, la decisión política de comenzar con las obras es lo más dudoso: en campaña por la reelección, Rodríguez Larreta eludió el tema y evitó mencionar al Subte entre sus propuestas electorales. El propio presidente de SBASE, Eduardo de Montmollin, llegó a admitir en una entrevista en agosto pasado que la línea F “es una obra para la cual aún no está tomada la decisión de ejecución”, agregando que “no tiene una fecha” y “tiene un [diagrama de] Gantt con un T0”.
La novela de los estudios de la línea F, además, ya lleva varios años: en 2014, SBASE había asignado la tarea a la consultora francesa Systra. Ese trabajo fue terminado a principios de 2016, pero luego fue desestimado por la posible colisión con las obras de la nunca iniciada Red Expresa Regional (RER) en Constitución, que tristemente se convirtió en un “proyecto tapón” frente a otras necesidades más urgentes. Luego, en abril de 2017 el entonces ministro Moccia anunció nuevos estudios para la línea F, pero el llamado no acabaría por concretarse hasta mediados del año pasado.
Así las cosas, parece difícil poder atribuirle la suspensión del proyecto a los cambios en el esquema de coparticipación o a la situación económica. Antes que eso, todo parece apuntar a que se trata de una nueva excusa para justificar la continuidad de la política de freno a la expansión de la red que el PRO viene llevando adelante desde hace varios años.
Las obras de ampliación no se detuvieron siquiera en el duro contexto de la crisis de 2001, cuando los trabajos de la línea H –la primera nueva línea en construirse desde la década del 40– avanzaban a buen ritmo y con recursos propios, sin recurrir a endeudamiento. Con la llegada del macrismo, la Ciudad tomó deuda para obras de Subte pero luego redireccionó los fondos para obras viales a la vez que agitaba que el Estado nacional, entonces políticamente enfrentado, le negaba los avales necesarios para tomar los créditos que permitieran expandir la red. Sin embargo, el arribo de Macri a la presidencia no cambió demasiado las cosas: a pesar de que la Ciudad se vio beneficiada por el reparto de recursos y el país tomó una deuda externa récord en el mercado de capitales entre 2016 y 2018, los fondos para el Subte jamás llegaron.
La gestión de Larreta, de hecho, no inició obras de extensión y se dedicó únicamente a inaugurar algunas pocas estaciones heredadas de la gestión Macri en la Ciudad (las estaciones Córdoba, Santa Fe, Las Heras y Facultad de Derecho de la línea H) y del gobierno de Cristina Kirchner en la Nación (estaciones Correo Central, Catalinas y Retiro de la línea E). Pero una vez habilitadas estas, la expansión de la red se frenó por primera vez en casi medio siglo.