Es cierto que casi la totalidad de la flota de trenes del subte es antigua y carece de correcto mantenimiento aunque la empresa concesionaria diga lo contrario. Al margen de que sea una aberración poner coches de principios de la década del 30 a circular en la línea más moderna de la red, el mantenimiento debe ser aún mayor y exhaustivo por parte de los responsables partiendo de que efectivamente los trenes que circulan son viejos y no tienen por el momento reemplazo.
Los pasajeros de la línea C viajaban hasta hace muy poco tiempo en estos trenes que ahora, a excepción de una sola formación que aún sigue circulando, han sido guardados en depósito o enviados a la línea H.
Los usuarios de la línea C han pasado muchos años sufriendo los desperfectos de estos antiguos y mal mantenidos trenes, con el calor y el ruido que los caracterizan.
Ahora les llegó el turno a los nuevos pasajeros del subte, aquellos que quizá no viajaban en este transporte rápido y eficaz hasta que la línea H llegó a sus barrios. Es el momento de sufrir los mismos desperfectos, el mismo ruido infernal y los mismos riesgos de viajar con puertas sin enclavamiento, con bogies agobiados y ruedas sin tornear, con algunos plafones de vidrio de las luminarias colgando a punto de caer sobre los pasajeros, o con ventanas de vidrio que vibran o no cierran, entre otros males que conllevan estos gastados trenes que sólo piden mantenimiento o ser descartados de una vez por todas de la red.
(Pérdidas de aceite de los coches Siemens en toda la línea H)
Los pasajeros de la línea pueden confiar en que según declaraciones del secretario de Transporte, Ricardo Jaime, los nuevos trenes llegarán en muy poco tiempo. Lo mismo dijo de los trenes para descongestionar la línea B y evitar su colapso, algo que hasta ahora continúa encajonado en el escritorio de su despacho.
Notas relacionadas:
Informe de CQC sobre la línea H
Informe de TV sobre el conflicto en los subtes