Tras días de demoras e incertidumbre, finalmente se pusieron a la venta los pasajes de larga distancia de Trenes Argentinos Operaciones (SOFSE).
A diferencia de la tradicional habilitación de venta de boletos por el mes completo -únicamente en la temporada de verano se ponen a la venta boletos por varios meses-, sólo será posible adquirir pasajes hasta el 21 de abril.
Esta medida inusual parece anticipar cambios fuertes en los servicios de larga distancia para las próximas semanas y alimenta rumores sobre la posible suspensión y la implementación de recortes en varios de ellos.
En lo inmediato, dos de los servicios sufrirán alteraciones respecto al diagrama hasta ahora vigente.
En primer lugar, el tren a Pinamar circulará sólo los fines de semana “de forma temporal”, según la empresa. Hasta el momento se ofrecía un servicio diario por sentido que trasborda con el tren Plaza Constitución – Mar del Plata.
A su vez, el tren entre Retiro y Palmira, que había sido inaugurado el año pasado y que corría con frecuencia quincenal, circulará limitado hasta Justo Daract, en la provincia de San Luis. El trayecto completo “quedó suspendido, momentáneamente, ya que luego de realizar un estudio pormenorizado de la infraestructura se pudo concluir que las condiciones del tendido de vías no brinda las garantías operativas necesarias para el traslado de pasajeros”, comunicó la SOFSE.
Por último, el tren entre Bahía Blanca y Plaza Constitución continuará suspendido “por el estado de la infraestructura de vías, que no es apta para la circulación segura de los trenes de pasajeros”, de acuerdo con la operadora. Cabe recordar que este servicio se encuentra suspendido desde el descarrilamiento producido en marzo de 2023 y no hay perspectivas de que sea rehabilitado en el corto plazo.
Mientras las prestaciones sufren recortes o se degradan -un fenómeno que comenzó en los trenes urbanos, pero que ahora se hace extensivo a la larga distancia-, todo parece encaminarse hacia un fuerte ajuste en el área de larga distancia, de alcances todavía desconocidos.
El enfoque de las nuevas autoridades pareciera limitarse, al igual que en otras áreas, a aplicar una mirada puramente fiscalista sobre el sistema ferroviario. Tras la disolución del efímero Ministerio de Infraestructura y el revés del intento de privatización incluido en la primera versión de la Ley Ómnibus, las empresas ferroviarias y los servicios a su cargo -ahora bajo la órbita del Ministerio de Economía- parecieran haberse convertido en una simple variable de ajuste.