A mediados del año pasado, y tras 20 años de espera, la línea E llegó finalmente a la estación Retiro.
La extensión desde la estación Bolívar, de unos 2 km, le aportó nuevas combinaciones a la línea menos utilizada de la red, con la línea B en Correo Central y una segunda conexión con la línea C en Retiro. Con la llegada a Retiro, además, la línea E alcanzó una estación ferroviaria: hasta entonces, era la única línea del Subte que no conectaba con el ferrocarril.
Sin embargo, la combinación entre la nueva terminal de la línea E y la estación Retiro Mitre es más que tortuosa: no existe una vinculación directa entre ambas. El usuario debe pasar a la estación Retiro de la línea C y desde allí a la terminal del Mitre o bien salir a la superficie y caminar a la intemperie los casi 100 metros que separan a la estación del Subte, bajo la Avenida del Libertador, con la terminal del Mitre. En ocasión de un cierre prolongado de la línea C, como ocurrió en la segunda quincena de enero, la única forma de acceder es saliendo a la calle.
Esta insólita situación se da a pesar de que no sólo estaba prevista una combinación directa entre el vestíbulo de la estación Retiro de la línea E y el hall de Retiro Mitre, sino que llegó a construirse parcialmente. Su concreción era parte de las obras complementarias que quedaron como responsabilidad del Gobierno de la Ciudad luego de que en 2015 el gobierno nacional le transfiriera los trabajos, ya con la obra civil de las tres nuevas estaciones completadas.
En efecto, el pasillo de combinación con Retiro Mitre está actualmente inconcluso y tapiado. Este se ubica a continuación del corto pasillo de la salida número 5 (Av. del Libertador al 100), que vincula el vestíbulo con un ascensor para personas con movilidad reducida (ver foto principal).
A simple vista, el pasadizo parece terminar en una pared de cartón yeso con una puerta gris, dando la impresión de tratarse de una sala técnica como las que hay en numerosas estaciones de la red. Sin embargo, una vez que se cruza la puerta se puede observar un pasillo para tránsito peatonal de generosas dimensiones, aunque con claras muestras de no haber sido terminado. Actualmente es utilizado como depósito.
Sin que se ofreciera ninguna explicación concreta, se decidió no continuar con la excavación de la combinación. El acceso al hall de Retiro Mitre sería a través del local comercial ubicado en el tímpano oeste, actualmente ocupado por una sucursal de “El Estado en tu barrio”, pero que en tiempos de Ferrocentral y luego con Trenes Argentinos funcionó como boletería para los servicios de larga distancia.
Fuentes de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) consultadas extraoficialmente por este medio acerca de por qué no se hizo la obra fueron elocuentes al respecto: “No hay un mango“.
La necesidad de una combinación más ágil parece evidente: Retiro Mitre es la tercera estación más importante del país por venta de boletos (más de 16 millones anuales según las cifras de 2018, las últimas disponibles) y la línea E, a pesar de ser la menos utilizada de la red, vio el año pasado incrementarse su tráfico en casi un 3%, en un contexto de caída general de la red.
La importancia de la combinación se incrementa si se analiza su potencialidad a futuro. Por caso, un eventual traslado de los servicios locales de la línea San Martín a la terminal del Mitre, como tantas veces se evaluó, aportaría varios millones de pasajeros anuales más, parte de los cuales se volcarían a la línea E. Del mismo modo, una posible extensión de la línea E hacia el norte para reemplazar el tramo perdido de la línea H, algo que también se planteó en varias ocasiones, requeriría también de combinaciones más expeditas para hacer frente a una demanda mayor.
Por lo pronto, y a pesar de las restricciones presupuestarias, la terminación de un pasillo de estas características –para peor, ya comenzado– requeriría de mínimas inversiones y generaría un impacto altamente positivo tanto para los usuarios del Subte como para los de la línea Mitre. No hacerlo, por el contrario, solo es una muestra de la desidia que caracteriza a la gestión del Subte en la actualidad.