La obra del soterramiento de la línea Sarmiento, uno de los proyectos de transporte ferroviario más importantes del país, está virtualmente paralizada y enfrenta un futuro incierto.
Según confirmaron voceros del Ministerio de Transporte de la Nación a este medio, la tuneladora actualmente no está trabajando y no hay plazos previstos para que vuelva a ser puesta en marcha.
Tal como había informado entonces enelSubte, la tuneladora operó hasta el verano pasado, cuando fue paralizada para “hacerle mantenimiento”, luego de haber cavado siete kilómetros de túnel entre Haedo y Villa Luro.
Desde el ministerio explicaron que la parálisis de la obra se debe a “las restricciones presupuestarias que son conocidas”. La falta de fondos por el ajuste fiscal emprendido el año pasado ya provocó la caída de otros proyectos de transporte, como la compra de trenes eléctricos (luego reducida) y aún de aquellas iniciativas que iban a ser ejecutadas bajo modalidad PPP, como la RER o el Tren a Vaca Muerta.
Sucede que hasta ahora, todo lo hecho en el soterramiento se cubrió con recursos del Tesoro Nacional, a la espera de acordar financiamiento internacional. Desde el ministerio confían que “las conversaciones para obtener el financiamiento externo” continúan en la actualidad.
Los voceros de la cartera que conduce Guillermo Dietrich, sin embargo, le bajaron el tono a a la parálisis y aseguran que aunque las excavaciones están detenidas, “siguen las obras subterráneas de vías, señalamiento, ventilación y salidas de emergencia”.
En este contexto de restricciones presupuestarias “se han evaluado alternativas” para reemplazar el tramo aún no construido de túnel entre Villa Luro y Caballito “como la de hacer un viaducto como los del Mitre y el San Martín”. Esa posibilidad, sin embargo, no tendría el camino allanado pese a ser bastante más económica que el túnel. El viaducto no entusiasma a las contratistas, que perderían un suculento contrato en favor de una obra de mucho menor presupuesto. A su vez, la empresa italiana Ghella, una de las integrantes del consorcio a cargo del soterramiento, cuestionó esa solución al considerar que representaría un desafío técnico al combinar tramos en superficie, en trinchera, elevados y subterráneos.
Cabe recordar que el proyecto data de principios de la década del 2000 y había sido prometido en varias ocasiones durante el gobierno anterior. De hecho, fue esa administración la que en 2011 adquirió la tuneladora “Argentina” para comenzar a ejecutarlo. Sin embargo, por reparos técnicos, la urgencia de mejorar la línea actual, y una decidida oposición de las autoridades del ex Ministerio del Interior y Transporte, la obra nunca comenzó.
Recién con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia comenzó a destrabarse su ejecución. En octubre de 2016 el presidente encabezó el acto formal donde se puso en marcha la tuneladora y no fueron pocas las autoridades (incluso extranjeras, como el Primer Ministro de Italia, Matteo Renzi, o la Presidenta de la Confederación Suiza, Doris Leuthard) que pasaron por el obrador de Haedo para verificar in situ los avances de la obra, que marchó a un buen ritmo entre 2017 y los primeros meses de 2018.
La indefinición técnica, sumada a las dificultades financieras y el alto costo del proyecto -que por otra parte ha sido muy cuestionado por los especialistas del sector– no hacen más que augurar un futuro sombrío para lo que iba a ser el primer “subte suburbano” de la Argentina. Aún con siete kilómetros de túnel ejecutado, el soterramiento parece condenado a seguir siendo una obra sin futuro.