Luego de varios años de inactividad, el tren nocturno entre París y Berlín volvió a funcionar en diciembre pasado con una respuesta muy positiva por parte del público. El trayecto dura aproximadamente 13 horas, saliendo desde Berlín a las 8 de la noche y arribando a la capital francesa a las 10 de la mañana del día siguiente. En sentido inverso, el viaje comienza a las 19 horas y llega a la ciudad alemana a las 8 h.
El servicio es prestado por las operadoras ferroviarias estatales SNCF y Deutsche Bahn (DB), que aportan el personal, mientras que ÖBB austríaca es la dueña del material rodante y la gestión comercial mediante su marca “Nightjet”, que ya ofrece similares prestaciones en otros corredores en Europa.
Las frecuencias ofrecidas, sin embargo, no son suficientes para suplir la demanda de las prestaciones nocturnas. Para ello, se están reformando coches con vistas a poder ofrecer un servicio diario por sentido para el segundo semestre del año.
La formación ofrece diferentes comodidades: coches camarote individuales (poseen duchas), camas compartidas y asientos. La posibilidad de dormir durante el viaje y las comodidades inherentes a los servicios de larga distancia ofrecen puntos a favor frente al modo aéreo.
Estos servicios, a pesar de la buena respuesta de la población, distan de ser un negocio rentable. Para ello, los gobiernos, en este caso el francés, desembolsan recursos con el fin de sostener los gastos operativos y hacer asequible el pasaje: la migración de pasajeros del avión al tren de larga distancia se asume un objetivo de política pública. El gobierno de Emmanuel Macron fijó la meta de abrir diez nuevos servicios nocturnos para el año 2030.
La ecuación aquí no es estrictamente económica, sino que se pondera fuertemente el factor ambiental en el marco de un proceso de transición energética hacia fuentes menos contaminantes. Esto es comprendido y acompañado por la población, principalmente los jóvenes, cada vez más conscientes de la emisión de gases contaminantes asociadas a medios de transporte como el avión.
Auge en toda Europa
La vuelta de este servicio se da en el marco de una paulatina vuelta de los trenes nocturnos en Europa, que son cada vez más elegidos por los viajeros, principalmente debido a la conciencia ambiental que motiva a los europeos a dejar de usar las conexiones aéreas para trayectos de corta duración, a la mayor comodidad que ofrecen, y a la programación en horarios ideales para “ahorrar una noche” camino a destino.
Desde hace algunos años, el debate por el impacto sobre el medio ambiente producido por los aviones empujó a varios países a fomentar las existentes conexiones férreas. Varios parlamentos nacionales, como en los Países Bajos, Francia y España, discuten alternativas para desalentar los viajes en avión frente a alternativas de movilidad más sustentables, como el ferrocarril. Estas van desde la posibilidad de imponer tasas ambientales a las aerolíneas hasta prohibir determinadas rutas aéreas de corta extensión, medida que recientemente adoptó el gobierno francés.
En 2019, por ejemplo, los Ferrocarriles Federales Suizos (SBB/CFF/FFS) y los Ferrocarriles Federales Austríacos (ÖBB) acordaron expandir su red de servicios ferroviarios nocturnos internacionales debido a “un significativo incremento de la demanda”. Por regla general, los viajes comienzan después de las 19 horas y terminan entre las 8 y las 9 de la mañana en su lugar de destino, permitiendo a los usuarios realizar un viaje nocturno con todas las comodidades.
Suiza y Austria pactan para expandir su red de trenes nocturnos internacionales
La conciencia ambiental crece en toda Europa desde hace años. En Suecia surgió el concepto de flygskam (vergüenza de volar), que es usado para animar a la gente a dejar de viajar en avión con el fin de evitar las elevadas emisiones de CO2 asociadas a ese modo de transporte.
El tren de pasajeros, más allá de la experiencia de viaje que ofrece, juega un papel fundamental en la preservación del medio ambiente y en la transición hacia energías menos contaminantes. Con un análisis integral de sus externalidades, no sólo considerando el resultado contable inmediato, puede ofrecerse una alternativa sustentable que sea aceptada y utilizada por un creciente número de personas que hoy eligen medios como el avión para distancias muy cortas.
El renacer de los trenes nocturnos europeos también pone en cuestión el remanido argumento sobre los tiempos de viaje del tren de larga distancia en comparación con el avión: si bien muchos trayectos en la Argentina son por demás excesivos por el estado de la infraestructura, con los incentivos, horarios y comodidades suficientes los trenes pueden competir en atributos de experiencia de viaje que son imposibles de trasladar al avión.
