Con la presencia del secretario de Transporte y Obras de la Ciudad, Juan José Méndez, y de la presidenta de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), Manuela López Menéndez, quedó inaugurada oficialmente la obra de “puesta en valor” de la estación Retiro de la línea C.
Los trabajos de mejora habían sido licitados en 2018 y comenzaron a ser ejecutados a partir del verano de 2020, en coincidencia con el cierre de la línea C por la puesta en marcha del nuevo señalamiento CBTC.
Uno de los cambios más importantes en la estación fue el ensanche de la escalera pedestre que comunica el vestíbulo de la estación con la vereda norte de la Av. Ramos Mejía. La escalera original era notoriamente estrecha para el flujo de pasajeros que debía soportar, generándose un importante cuello de botella en el lugar.
Otras obras encaradas fueron la renovación de los pisos, la colocación de solados guía, la mejora de los cielorrasos, instalación de nueva iluminación LED y trabajos de pintura. Se renovaron los frentes de la boletería y de los locales comerciales y se modificó la disposición de los molinetes para permitir una circulación más fluida.
Además, se instaló un ascensor que comunica la vereda con nivel de andén, transformando a la estación en accesible para personas con movilidad reducida. El ascensor tiene salida a la antigua entrada de carruajes de la estación Retiro Mitre: su instalación había sido coordinada con Trenes Argentinos Operaciones (SOFSE) hacia fines de 2019.
Las obras no tuvieron mayores contratiempos ya que, a diferencia del resto de las estaciones de la línea C -excepto Constitución, la otra terminal-, la estación Retiro del Subte no es Monumento Histórico Nacional y por lo tanto no existen restricciones para su intervención. De hecho, las intervenciones del GCBA en los últimos años han reemplazado parte del revestimiento original en mármol -retirado por Metrovías en los 90- por una instalación conceptual en venecitas.
La “lavada de cara” de la estación Retiro se enmarca en una serie de obras realizadas por SBASE para mejorar la accesibilidad y la circulación de algunos puntos problemáticos de la red, entre los que se encuentran el Nodo Obelisco y la estación Catedral, donde se están renovando o ampliando accesos. Si bien se trata de obras necesarias, son más bien modestas: la situación contrasta con la parálisis en la extensión de la red –no se está construyendo ninguna nueva estación por primera vez en casi 50 años– y aún con la falta de otras obras más económicas, pero de previsible impacto, como la finalización del inconcluso pasillo de combinación entre la estación Retiro de la línea E y la terminal Retiro Mitre.