En cinco meses de funcionamiento, el tren interurbano Cipolletti-Neuquén demostró ser un medio interesante para las miles de personas que a diario se movilizan entre ambas ciudades.
Se estima que el servicio transportó un promedio de 1.400 personas diarias, pese a los horarios de tipo experimental y a la discontinuidad que tuvo, por problemas mecánicos y de adecuado mantenimiento, y a la falta de un esquema de complementariedad con otros servicios de transporte, que acerquen a los pasajeros hasta las estaciones ferroviarias de partida y arribo y a la falta de apeaderos intermedios que permita el ascenso y descenso de personas.
La recuperación de los ferrocarriles es para la región, una pieza clave en un imprescindible programa de reactivación general de actividades y de sostenimiento de una nueva etapa en el crecimiento y desarrollo de esta región norpatagónica.
El tren interurbano, en su caso, constituye el primer escalón de esta reivindicación. Y si bien se acepta que su puesta en servicio tuvo fuertes motivaciones político-electorales y hasta apresuramientos e improvisaciones, en función de tales objetivos, las nuevas gestiones gubernamentales, en todos los niveles, no deben poner el acento en ese oportunismo, sino en lo que significa el ferrocarril para una región urbana, rural y productiva de creciente interrelación, en la cual las rutas están colapsadas y el traslado de pasajeros es molesto, incómodo, riesgoso y costoso.
Desde el 21 de julio pasado, el tren interurbano, o “trencito”, se ha incorporado al paisaje interurbano y a las posibilidades que se le presentan a miles de personas que a diario viajan entre las dos ciudades de la Confluencia. El tren ha recuperado un espacio en la dinámica cotidiana de este conglomerado de alrededor de 500.000 habitantes. Ahora hay que mejorar su funcionamiento. Adecuarlo a las reales y crecientes necesidades ciudadanas. Acoplarlo a las restantes redes de transportes urbanos, crear apeaderos, mejorar las medidas de seguridad, ajustar los horarios, garantizar “stock” de repuestos y tener adecuado mantenimiento.
En forma paralela, se deberá preparar la ampliación del segmento de cobertura, hacia el centro del Alto Valle rionegrino, y hacia el oeste de Neuquén, en donde hay poblaciones que demandan el servicio, por necesidades diarias y crecientes.
Desde la Legislatura de Río Negro y desde la Comisión Especial del Tren del Valle, impulsaremos todas las acciones que sean necesarias, para restablecer este vital servicio de transporte, con eficiencia, agilidad y ajustado a las necesidades de la región, mirando hacia el futuro y sin tomar en cuenta el gobierno o gobernante que lo repuso, en qué condiciones o sus motivaciones.
El tren ha retornado para quedarse, y debe responder a las reales necesidades de la población.
Originalmente publicado en El Cordillerano.