27 noviembre 2024

El Subte, en la Luna

Los 27 kilómetros prometidos al inicio de su gobierno se redujeron a cero. Mauricio Macri echa culpas.

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Durante su campaña prometió 10 kilómetros de subterráneos por año, lo que iría a totalizar unos 40 nuevos kilómetros de red para el final de su mandato. Al asumir, la cantidad había bajado a 27 —es decir, menos de 7 por año—. El plan para el Subte, a pesar de los números, seguía siendo el mismo: contraer deuda externa para realizar las obras. Antes de asumir, Mauricio Macri trajo de España una “promesa” de $7.000 millones. No llegaron. Algunos malentendidos y problemas de improvisación llevaron a ningún lado un supuesto crédito del BID. Posteriores reformas a la estructura administrativa del Ministerio de Hacienda no parecen tampoco haber dado sus frutos en este aspecto.

Con posterioridad apareció la necesidad de reformar la ley 670 de la Ciudad, que estipula los recorridos de las futuras líneas F, G e I. Tras fracasar, por falta de consenso entre los bloques legislativos y oposición vecinal, un ambicioso plan que retocaba casi todas las trazas, el principal cambio que sufrió la ley fue la habilitación para contraer préstamos externos. Aunque se aprobó con apoyo de la mayoría de los bloques —incluyendo el kirchnerista—, Mauricio Macri argumentó entonces que la falta de pago al Club de París por parte del gobierno nacional impedía cualquier financiamiento. La emisión de bonos también se trabó por trámites técnico-administrativos entre Hacienda de la Ciudad y Economía de la Nación.

Después de nueve meses en Bolívar 1, la cantidad de kilómetros de subtes construidos es cero. Y la novedad: los prometidos también se han reducido a cero. Mauricio Macri afirmó, en declaraciones al diario Perfil, que “la ampliación del Subte es un viaje a la Luna”. La culpa es de la “falta de vocación y apoyo del gobierno nacional”, y esas son todas las razones por las que el gobierno porteño ya ni siquiera estima kilómetros de túnel a construir. “Casi todos me entorpecen: los gremios, la oposición, la Nación, los jueces que sacan amparos ridículos”, prosigue el jefe de Gobierno. En declaraciones radiales a Marcelo Longobardi confirmó que no se haría “nada” de los famosos 27 km. En otra ocasión declaró “muerta” a la iniciativa.

Las únicas obras en marcha son las que ya lo estaban al momento de dejar el gobierno Jorge Telerman: la extensión de la línea H hacia el sur, demorada por dificultades técnicas; las obras en la futura estación Corrientes de la misma línea; las dos nuevas estaciones de la línea B y los dos tramos de extensión de la línea A, el primero de los cuales —Puan y Carabobo— sigue esperando por su inauguración. La también demorada extensión de la línea E a Retiro está a cargo de la Secretaría de Transporte de la Nación.

A excepción de esta última, las obras activas se financian con recursos propios del gobierno de la Ciudad, que hasta 2007 supo mantener un superávit en sus cuentas. Si bien la dificultad que pudiera suponer la deuda con el Club de París aparece en vías de ser saldada tras el anuncio de la Presidenta del pago con reservas, cabe suponer que la presente crisis financiera estadounidense-global resentirá el crédito. Antes de echar culpas y sumar cero, bien vale preguntarse cómo hizo el GCBA para encarar simultáneamente la nueva línea H y tres extensiones en una situación que a nivel local era mucho más delicada que la actual. Aquello se hizo con recursos genuinos, incluso en momentos de recesión económica.

La extensión del Subte fue una de las más importantes propuestas de campaña del actual jefe de Gobierno, si no la más resonante. Dejarla caer en saco roto, a pesar de señalar con el dedo, no parece ni políticamente recomendable ni fácticamente inevitable.

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