En el marco de lo que parece ser un rebrote de la ola de vandalismo subterráneo -que se creía ya superada-, bandas de grafiteros han comenzado a aplicar una nueva modalidad: cuando el tren se detiene en una estación, descienden a la vía contraria y pintan el tren en los escasos minutos en que se encuentra cargando y descargando pasajeros en la plataforma.
La maniobra comporta un alto nivel de riesgo, ya que los vándalos podrían resultar embestidos por una formación que circule en sentido contrario. Consultados por este medio, algunos conductores expresaron preocupación ante dicha posibilidad: “Si no hacés tiempo a frenar, como puede pasar, es un momento horrible para cualquier conductor“, expresó uno de ellos, mientras que otros apuntaron a la falta de control en los andenes: “¿Y la [Policía] Metropolitana dónde está?”.
La aparición de estos nuevos ataques coincide con la reciente vandalización de una formación de la línea E, ocurrida el mes pasado.
Cabe recordar que luego del pico que tuvo en 2012, desde el inicio de las tareas de limpieza de formaciones entre 2013 y 2014 y el endurecimiento de las persecuciones contra los grafiteros -hubo una importante serie de publicitadas detenciones durante 2014-, la ola de actos vandálicos contra coches e instalaciones de la red se redujo considerablemente y se circunscribió a episodios aislados. Algunos de los grafiteros detenidos alcanzaron acuerdos extrajudiciales con SBASE para realizar jornadas de limpieza en reparación de sus actos.