La etapa final de la licitación para seleccionar un nuevo operador del Subte no para de tener sobresaltos: luego de que la semana pasada sorpresivamente la RATP se bajara de la compulsa, se conocieron irregularidades en la propuesta del consorcio Keolis-Helport, el único que sigue en carrera para desbancar a la actual operadora Metrovías.
Según un documento vinculado a la licitación al que tuvo acceso este medio, Keolis fue autorizada a competir en la licitación integrando un consorcio formado en un 52% por Keolis, un 24% por Helport (Eurnekian) y el restante 24% por Transport Trading Limited (TTL), una subsidiaria de Transport for London.
Sin embargo, al momento de la presentación de las ofertas, en agosto de 2018, –y tal como explicó entonces este medio– la compañía británica no apareció como integrante del consorcio, que quedó conformado por Keolis y Helport únicamente. Esta situación irregular, explica el documento, fue “salvada” con una nueva acta de directorio de Keolis fechada dos semanas después de la presentación de las ofertas.
Esto, aseguran fuentes al tanto del proceso consultadas por este medio, se explicaría únicamente por la voluntad política del Gobierno porteño de asegurar la participación de oferentes extranjeras, una de las cuales se bajó la semana pasada, a pesar de que estarían “flojas de papeles”.
Sin embargo, el aspecto jurídico no es el único que aparece cuestionado en la oferta de Keolis-Helport, sino también el técnico. El plan de Keolis-Helport no sólo hace referencia permanente a la experiencia del Metro de Londres, compañía madre de una empresa que no participa del grupo empresarial en cuestión, sino que tampoco compromete ninguna inversión con fondos propios.
En el aspecto operativo, la experiencia previa de Keolis (la única integrante de su consorcio con antecedentes en el negocio del transporte ferroviario) está lejos de ser auspiciosa: su actuación en el servicio ferroviario metropolitano de Boston, que controla desde 2014, ha sido duramente cuestionada en los Estados Unidos.
Debido a su pobre performance, la empresa ha sido multada con penalidades millonarias por incumplimientos en el servicio, la frecuencia y el mantenimiento del material rodante. Desde que comenzó a operar en Boston, Keolis ha pagado multas por más de 30 millones de dólares, con un récord de 8,2 millones en 2018. En función de esto, y del reclamo de la población, las autoridades de Massachusetts han confirmado que no le renovarán el contrato luego de que este venza en 2022.