El servicio de larga distancia Plaza Constitución – Bahía Blanca se encuentra interrumpido desde hace dos semanas y no hay fecha prevista de reanudación de las prestaciones.
Según informaron desde Trenes Argentinos Operaciones (SOFSE), la suspensión del servicio se debe a “inconvenientes en el puente sobre el Río Salado”. La cancelación parece afectar únicamente a los trenes de pasajeros: los de carga continuarían pasando, según informó el portal Plataforma 14.
Ante la consulta de enelSubte, desde la operadora estatal declinaron brindar mayores precisiones y afirmaron que la reanudación del servicio dependerá de la reparación de la infraestructura, que es responsabilidad de la concesionaria Ferrosur Roca.
La suspensión del servicio no estaba programada: fue determinada de manera sorpresiva el pasado 9 de octubre, a solicitud de Ferrosur, en medio del fin de semana largo. Si bien se notificó a los pasajeros que tenían boletos y se habilitó la devolución de los importes, el hecho supuso un contratiempo imprevisto para quienes deseaban utilizar el servicio.
Llamativamente, y a diferencia de otras ocasiones, SOFSE no ha informado una suspensión “hasta nuevo aviso”, sino que desde hace dos semanas se limita a comunicar la cancelación del servicio inmediatamente próximo a partir (el tren circula con frecuencia bisemanal). Por ejemplo, actualmente en la web de la empresa se informa que está suspendido el servicio de hoy, martes 25/10, pero sin brindar ninguna precisión sobre el programado para el próximo viernes 28 o los de la semana entrante.
Por lo pronto, la empresa ha retirado de la venta los pasajes para el servicio para lo que queda de octubre y el próximo mes de noviembre, a pesar de que días atrás se había informado la habilitación de la comercialización de los boletos.
Cabe recordar que no es la primera cancelación prolongada que el tren a Bahía Blanca sufre en lo que va del año: el servicio estuvo suspendido durante un mes y medio, entre el 8 de marzo y el 22 de abril, a raíz del descarrilamiento de una formación en Pourtalé (cerca de Olavarría, en el área de concesión de Ferroexpreso Pampeano) –las causas aún no han sido esclarecidas– y la posterior prohibición judicial de reanudar las prestaciones.
La rehabilitación del servicio en abril, además, vino acompañada de una degradación de sus prestaciones: pasó a tardar seis horas más entre cabeceras –de casi 13 horas, un tiempo de viaje competitivo frente al ómnibus, pasó a demorar casi 19–, y redujo sus frecuencias de tres por semana a dos por semana.
Lejos de tratarse de una medida provisoria, la SOFSE nunca manifestó voluntad ni tomó decisiones para de restablecer las prestaciones tal y como estaban hasta el descarrilamiento de marzo pasado.
La decisión no hizo más que profundizar la reducción de la oferta ferroviaria entre Buenos Aires y Bahía Blanca, que hasta no hace tantos años contaba con servicios ferroviarios cinco veces por semana: tres vía Lamadrid y dos vía Pringles.
Las dos frecuencias de la vía Pringles –que atendían a localidades turísticas como Sierra de la Ventana– desaparecieron a mediados de 2016 con el fin de las operaciones de Ferrobaires y nunca volvieron a funcionar. Desde allí, el corredor quedó únicamente con los servicios vía Lamadrid, que operaron con frecuencia semanal desde ese entonces hasta mediados de 2017, trisemanal desde allí hasta el descarrilamiento –con una pausa en 2020 por la pandemia– y bisemanal desde abril de este año hasta hace dos semanas.
Desde 2015 está pendiente, por ley, la recuperación por parte del Estado de toda la infraestructura ferroviaria. La expresa decisión de las autoridades del Ministerio de Transporte y de la SOFSE de supeditar la corrida de los trenes de pasajeros a la voluntad de la empresa de cargas consolida dos tendencias más bien contrarias y preocupantes: la concepción de los servicios de pasajeros como meros trenes testimoniales –una ocasión publicitaria cuya fiabilidad, oferta o tiempos de viaje no resultan especialmente relevantes– y de la empresa de pasajeros como mera huésped de terceros dueños de las vías, en lugar de reconstruir el papel de Ferrocarriles Argentinos como titular del sistema ferroviario.