Desde el año 2027 todos los nuevos colectivos que se incorporen a las líneas de jurisdicción porteña deberán ser eléctricos o a GNC.
De acuerdo a la resolución 111/25 de la Secretaría de Transporte de la Ciudad, publicada días atrás en el Boletín Oficial, desde el 1° de enero de ese año solo será posible incorporar unidades cero kilómetro con ese tipo de motorización.
No obstante, “las unidades convencionales con motor diésel que se encuentren habilitadas podrán permanecer prestando servicio hasta cumplir su antigüedad máxima” de diez años, según consta en la misma resolución.
La medida, asegura la norma, busca “reducir emisiones mediante la transición energética del transporte”.
Pese a que en los últimos años existieron proyectos en el sentido de la resolución publicada, hasta la actualidad la práctica totalidad de la flota de transporte público es diésel. Las únicas excepciones las constituyen unos pocos coches prototipo, como el eléctrico que funciona en la línea 28, que es de jurisdicción nacional, y algunas unidades a GNC que circulan a prueba, y los minibuses que realizan el circuito del Microcentro, entre Plaza San Martín y Parque Lezama, proyecto conocido comercialmente como “e-Bus”.
La apuesta más significativa en términos de movilidad eléctrica ha sido la creación de las dos nuevas líneas de “Trambús”. Tal como informó enelSubte, la licitación para la compra de las unidades fue recientemente adjudicada a Megacar, concesionaria vinculada al poderoso grupo DOTA.
La Ciudad oficializó la adjudicación de todo el negocio del Trambús al Grupo DOTA
La medida oficial, aunque en línea con las tendencias internacionales, enfrenta numerosos desafíos para poder llevarse a cabo.
Fuentes del sector consultadas por este medio plantearon sus reparos y remarcaron la dificultad que implicará para muchas de las empresas operadoras de colectivos poder cumplir con este requisito.
“Hay líneas que hoy por hoy tienen dificultad para cumplir con la exigencia de los 10 años de antigüedad en los coches que exige la Ciudad, que es más estricta en este aspecto que el Estado nacional, donde se toleran unidades algo más antiguas. De hecho, en el último tiempo se han visto ventas de empresas motivadas principalmente por esta cuestión”, explicó un analista del sector en diálogo con enelSubte.
En este sentido, y más allá del período de transición que habilita la resolución, solo las empresas de mayor escala serían capaces de realizar las inversiones que requiere una renovación de unidades de estas características, lo que también implica la habilitación de una infraestructura de carga hasta ahora inexistente. Vale notar que los grandes operadores, como DOTA, Metropol o el grupo Zbikoski, ya han empezado a experimentar con unidades con otro tipo de alimentación (ver foto principal). Sin ir más lejos, días atrás comenzó a circular una unidad a GNC en la línea 108, operada por una subsidiaria del grupo DOTA.
Los antecedentes
No es la primera vez que se intenta avanzar en la incorporación de buses con otro tipo de alimentación para el transporte público porteño. En 2016, el ex Ministerio de Ambiente de la Nación lanzó una licitación para la adquisición de 400 colectivos eléctricos. Sin embargo, nunca se concretó.
En 2019 se hizo una experiencia piloto, que contemplaba la incorporación de ocho unidades a prueba en las líneas 12, 34, 39 y 59. Finalmente sólo llegaron a circular dos coches Yutong de fabricación china en la línea 59, que fueron devueltos al cabo de un año, ya que la empresa operadora desistió de adquirirlos, según reportó entonces el portal especializado Colectibondi. Al mismo tiempo, se probaron unidades alimentadas a GNC, pero el intento no pasó de una experiencia piloto.
Se trata de un notorio contraste con otras ciudades de la región, como Santiago de Chile, donde ya hay más de 3000 unidades eléctricas, y aún del Interior del país: Mendoza y San Juan emplean buses eléctricos a batería, mientras que en Rosario y Córdoba operan líneas de trolebús.
Por lo demás, la movilidad eléctrica en Buenos Aires cuenta con escaso desarrollo. En el caso del Subte, no hay obras de extensión en marcha y solo se contemplan proyectos menores: la anunciada primera etapa de la línea F aún está en pasos preliminares y no tiene fecha cierta de concreción. En cuanto a los tranvías, la única obra prevista es el tendido de poco más de 800 metros de vía para el cierre del loop del Premetro.
Preadjudicaron el proyecto de arquitectura e ingeniería de la línea F