Cuando asumió Mauricio Macri muchos pensaron que, independientemente de las preferencias políticas de cada cual, su período como jefe de Gobierno estaría marcado por una aceleración en el postergado desarrollo de la red de subterráneos. En su campaña hizo énfasis una y otra vez en el transporte público. En que el problema no era financiero sino de gestión: una buena administración conseguiría avanzar a unos diez nuevos kilómetros de Subte por año. Desde entonces, como ya repasó enelSubte.com en una nota reciente, no sólo las promesas nunca se plasmaron sino que el presupuesto para subterráneos es hoy el menor de la década y las obras de extensión se encuentran paralizadas.
Lo que nunca se pensó, sin embargo, es lo que hace semanas se rumorea en los pasillos de Bolívar 1. El gobierno de Macri estaría evaluando liquidar Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE), la empresa que hasta 1994 operó la red de subterráneos. Desde entonces, además de ser su titular y funcionar como autoridad de aplicación de la concesión, SBASE es quien diseña y supervisa todas las obras de extensión de la red. Convertida en un organismo técnico, trabaja allí personal altamente calificado que conoce al dedillo el Subte porteño.
Folleto de 1988 de SBASE -como operadora- en celebración del 75º aniversario de la red.
El primer gran llamado de atención llegó cuando, a mediados de agosto, el Ministerio de Desarrollo Urbano (MDU) que conduce Daniel Chaín, de llegada directa al jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta, llamó a convocatoria de empresas para la finalización de la línea H con metodología de entrega “llave en mano”: deja el grueso de los criterios de construcción en manos de la empresa ganadora. Aunque el llamado fue publicado con membrete de Subterráneos de Buenos Aires, en la empresa sólo se enteraron cuando lo vieron en los diarios. Contando la Ciudad con una empresa como SBASE para realizar el seguimiento de las obras, no era frecuente que las licitaciones fueran tan laxas en sus requisitos.
Por primera vez desde la municipalización de la red, una licitación sobre el Subte hecha por el gobierno local no era elaborada por Subterráneos de Buenos Aires. Quedó claro que la empresa se encuentra sin rumbo, con un presidente nombrado directamente por las esferas superiores del gobierno de la Ciudad y sin experiencia en el rubro. SBASE sólo cuenta con el presupuesto que obligatoriamente tiene asignado por ley nacional, unos 110 millones de pesos para el año en curso, que se destina expresamente para obras de infraestructura. Pero, más allá de que las obras estén frenadas, la empresa no ahorra en otros gastos: en su patrimonio se cuentan dos costosos automóviles y un chofer para uso del directorio. El gobierno de Macri habría decidido que Subterráneos de Buenos Aires debe autofinanciarse con los 110 millones, lo que apenas alcanza para sostener su estructura administrativa y técnica. Sin recursos del erario público para el pago de sueldos, está afectada hasta la compra de insumos básicos. Los empleados llevan útiles desde su casa.
Es en este contexto que el jefe de Gobierno, asesorado por Rodríguez Larreta, consideraría seriamente la posibilidad de liquidar legalmente la empresa. La razón esgrimida sonará muy familiar a cualquiera que recuerde el remate de empresas públicas que caracterizó la década pasada: Subterráneos de Buenos Aires da pérdidas, no es autosustentable. El Gobierno de la Ciudad no puede sostener a una empresa que va a pérdida. ¿Cómo habría de dar ganancia Subterráneos, que cumple funciones técnicas indispensables? Una Sociedad del Estado por ley no puede quebrar, entre otras diferencias importantes con otros tipos de sociedades comerciales. ¿Cómo podría dar ganancia si los ingresos en concepto de venta de pasajes y explotación de la publicidad están en manos de la empresa concesionaria, subsidiada por el gobierno nacional?
Edificio de SBASE, en Agüero 48; a la vuelta, sede central de Metrovías.
En la encuesta de Satisfacción Laboral realizada en 2009 sobre el año laboral 2008 se consultó a los empleados de SBASE si les interesaría mudarse al Edificio del Plata en Carlos Pellegrini 211. Esto marcaría el abandono del histórico inmueble de Bartolomé Mitre 3342 compartido por Metrovías y Subterráneos de Buenos Aires, donde se encuentra toda la documentación técnica de la red. La finalidad de la iniciativa sería reemplazar a Subterráneos por una Dirección General de Protección Patrimonial del Subte, degradada a repartición administrativa y librando a su suerte la planificación y control de las obras en la red. Por otro lado, el Museo de la Ciudad, que colabora hoy con Subterráneos de Buenos Aires en la conservación del patrimonio histórico, tampoco cuenta con presupuesto ni insumos elementales para desarrollar su tarea.
Según comentaron allegados a enelSubte.com, el directorio de la empresa estaría realizando traslados varios de personal e incentivando a parte de la plantilla a aceptar planes de retiro voluntario. Aunque no está legalmente facultado para iniciar el proceso de liquidación de la empresa, que debe ser dispuesto por la Legislatura, ciertamente puede vaciarla hasta que no cumpla propósito evidente. La próxima reforma de la ley de Ministerios del GCBA, donde se plantea la creación –cosmética– de un Ministerio de Transporte, podría ser por su parte el instrumento legal para disolver Subterráneos de Buenos Aires.
Si bien SBASE cuenta con la autonomía propia de una Sociedad del Estado en la estructura orgánica del Gobierno local la empresa depende ahora del Ministerio de Desarrollo Urbano, el cual la mantiene virtualmente intervenida, habiendo incorporado gran cantidad de empleados del equipo del ministro Chaín y desplazando a profesionales de larga data en la empresa. Esta sugerente y elevada cantidad de modificaciones en el plantel de empleados se produjo poco tiempo después de la salida de Jorge Irigoin de la presidencia de Subterráneos, inmerso en fuertes disputas precisamente con el ministro de Desarrollo Urbano por el control de la empresa y sus obras según pudo constatar enelSubte.com por aquel entonces.
Algunos empleados de SBASE, trabajando en la empresa desde hace más de 30 años, dicen no haber vivido una situación similar nunca. En 2001, plena crisis, las obras se desaceleraron pero nunca se frenaron. Y en ningún momento se le ocurrió a ningún gobierno de la Ciudad la posibilidad de liquidar la empresa. Ni siquiera al dar la red en concesión, cuando se consideró que Subterráneos de Buenos Aires debía complementar a Metrovías funcionando como órgano de contralor. SBASE es una empresa con más de 45 años de existencia como tal que además es la continuidad jurídica de Transportes de Buenos Aires (1952-1963), de la Corporación de Transportes (1936-1952) e, indirectamente, de las empresas privadas originarias (Anglo, Lacroze y CHADOPyF). Engloba, en otras palabras, los casi 100 años de historia del Subte que ocasionalmente sirven a la concesionaria para hacer spots de SubTV.
Cartel de SBA cuando la empresa estatal era la operadora de la red antes de la concesión a Metrovías. Estación Independencia (E).
Sólo un gobierno con un nivel de improvisación y desconocimiento pasmoso de la Ciudad a su cargo, de lo público, podría pensar en disolver Subterráneos de Buenos Aires. No existe ninguna propuesta superadora, ningún motivo que no sea el cálculo económico mal entendido. ¿Quién se encargará del control de la concesión, de la planificación de las futuras extensiones, del control de las obras, del cuidado del patrimonio histórico, de generar el expertise técnico necesario para sostener el crecimiento del Subte? El gobierno de Macri no tiene respuesta. ¿Quién podrá eventualmente reemplazar a Metrovías si la concesión fuera rescindida? El gobierno de Macri no lo tiene previsto. Como no demostró hasta ahora ninguna respuesta ni previsión en general en lo que hace al Subte. El lema Haciendo Buenos Aires, a estas alturas, resulta indescrifrable.