Aunque en enero pasado el Gobierno de la Ciudad hizo pública una manifestación de interés para la adquisición de 18 coches eléctricos para la línea C, finalmente serán 30 las unidades que vendrán al país. Así se desprende de las últimas informaciones emitidas por Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado.
De esta forma no serán tres, sino cinco los trenes que se incorporarán a la línea C con el objetivo de mejorar la frecuencia y permitir, además, el retiro de algunas formaciones para practicarles una profunda y necesaria reparación general.
Los coches en cuestión pertenecen a la serie 5000 del Subterráneo Municipal de la ciudad japonesa de Nagoya, más precisamente a la línea Higashiyama, de donde también provienen los actuales Nagoya series 250/300/1200 que fueron adquiridos en 1999 por el Estado Nacional con el fin de incorporarlos a la línea D, de donde fueron transferidos a la línea C en 2007.
Ante la convocatoria lanzada por SBASE en enero pasado se presentaron las traders japonesas Yashima & Co. Ltd. y Marubeni Corporation. Resultó elegida esta última compañía, al ofrecer 18 coches que respondían a las especificaciones del pliego por un total de 10,2 millones de dólares. SBASE aceptó además el ofrecimiento de 12 unidades adicionales, de iguales características, a un precio de 6,5 millones de dólares. El total de la operación asciende a 16,7 millones de dólares.
Traslado de los Nagoya 5000 a Marubeni
En octubre pasado los coches fueron trasladados desde Nagoya hasta las instalaciones de Marubeni, quien se encargará de las adaptaciones de las unidades para su posterior venta a Buenos Aires. Los trabajos incluyen el recambio de la cadena de tracción y la adaptación para funcionar con tensión de 1500VCC y catenaria, ya que en su país de origen funcionan a tercer riel y 600VCC.
Los actuales coches Nagoya de la línea C fueron fabricados entre 1969 y 1974 y fueron adquiridos a fines de la década del 90 por un precio simbólico de un dólar por formación. No obstante, los trabajos de adaptación costaron unos 500.000 dólares por cada uno de los 13 trenes de la flota. En aquel entonces, pese a que estaba en pleno funcionamiento el esquema de concesión sin subsidios a Metrovías, fue el Estado quien se hizo cargo de la inversión.