Metrovías confirmó a este medio que ya aplicó una cobertura vinílica, conocida como “ploteo”, con el color amarillo institucional a por lo menos dos coches Mitsubishi de la línea B. La empresa informó que dicha solución se adopta ante los constantes graffitis que cubren la pintura roja característica de estas formaciones, que obliga a la empresa a retirar los coches afectados del servicio para poder limpiarlos. A la vez que se les aplica el ploteo, se aplica masilla y antióxido a la chapa para reparar golpes, agujeros y evitar la corrosión.
Consultada sobre los repetidos ataques de los graffiteros al patrimonio público del subterráneo, la concesionaria se mostró “sumamente preocupada” por estos hechos y dijo que “Metrovías reforzó los controles en las cocheras de las formaciones mediante guardias de seguridad privada”. Evidentemente esto no se nota ya que no sólo el graffiti afecta a la línea B, sino a todos los tipos de material rodante de la red incluyendo a los coches La Brugeoise de la línea A, de altísimo valor histórico y patrimonial.
De acuerdo a la versión oficial, el ploteo aplicado a los coches Mitsubishi tiene garantizada una vida útil de cinco años y resistencia tanto a la pintura como al lavado de las unidades. Sin embargo, cualquiera que utilice asiduamente la línea B comprobará que los coches no sólo no se lavan con regularidad, sino que tampoco están fuera de servicio por tiempo prolongado para que les quiten los graffitis. Estas obras de vandalismo han llegado a perdurar meses sobre el exterior de los coches, y la empresa ni siquiera fue capaz de removerlos en ocasiones en las que se filmaron videoclips musicales en la línea B.
La librea de los coches Mitsubishi es la original de fábrica y la que utilizaron durante sus 35 años de servicio en Japón, de donde llegaron en 1995 en perfecto estado de conservación y limpieza. Dicho esquema de pintura recibió numerosos premios en su país de origen, y a lo largo de los años supo ganarse el aprecio de los japoneses a tal extremo que las autoridades del Metro de Tokio resolvieron aplicar una nueva versión a la flota que los reemplazó en la línea Marunouchi.
En los dieciseis años que llevan en Buenos Aires los coches han envejecido notablemente no sólo en lo estético sino también en lo electromecánico, tal como han denunciado este sitio y los trabajadores en repetidas oportunidades, poniendo en riesgo la seguridad de los pasajeros y del personal. Ante su ineptitud para evitar el acceso a la red de un grupo de vándalos, y tal como hace con las chapas acanaladas y la publicidad para tapar las filtraciones, la concesionaria opta por aplicar una solución cortoplacista y destructiva de la identidad de uno de los tipos de trenes más resistentes y queridos por el público usuario del Subte porteño. Es de esperar que Subterráneos de Buenos Aires, encargada de velar por el patrimonio de la red, tome cartas en el asunto y evite que este tipo de parches se continúe aplicando a los Mitsubishi y su uso se haga extensivo al resto del material rodante de la red.