La improvisación en materia de movilidad por parte del Gobierno de la Ciudad suma un nuevo capítulo.
A las insólitas propuestas para cerrar todas las estaciones del Sarmiento en territorio porteño y para levantar el Premetro y reemplazarlo por colectivos (ver abajo), ahora el jefe de Gobierno Jorge Macri (PRO) suma un llamativo proyecto que consistiría en la construcción de un monorriel sobre la Avenida General Paz.
En el programa Economía de Quincho -el mismo donde había defendido la idea de cerrar el Premetro-, Macri comentó sobre “la posibilidad de poner un monorriel por la General Paz. Ya que tenemos el impacto físico de esa autopista, ahí arriba tener un sistema de monorriel y todo un sistema abajo de estacionamiento donde la gente tal vez llegue en auto, y donde llegue se suba a ese monorriel, se baja y se va a otra forma de transporte público”.
La propuesta, de la que se desconocen mayores precisiones o estudios técnicos, habría sido presentada ante potenciales inversores internacionales en el marco de una gira oficial a Dubai, Abu Dabi y Shanghai, según explicó el titular del ejecutivo porteño.
Por el momento, no existen licitaciones, estudios o partidas presupuestarias vinculadas al proyecto –el Presupuesto 2026 recientemente aprobado por la Legislatura ni siquiera lo menciona-.
Tampoco se conoce si está proyectada una evaluación de la factibilidad de la propuesta, o en todo caso de otras alternativas que permitan mejorar la movilidad en torno a la avenida de circunvalación porteña.
Al mismo tiempo, tampoco queda claro si esta potencial línea de monorriel quedaría integrada a la red de subterráneos, a pesar de que no combinaría con ninguna de las líneas existentes: ninguna línea de Subte llega a la Avenida General Paz y tampoco se contempla que lo hagan en el futuro.
El eventual monorriel, en cambio, sí cruzaría varias líneas ferroviarias metropolitanas, pero Macri no detalló si se proyecta alguna combinación con ellas o si se contempla una coordinación con las autoridades nacionales de las que depende el ferrocarril. Por otra parte, dada la naturaleza de la Avenida General Paz, que oficia de límite entre la Ciudad y la Provincia, el proyecto requeriría de un mínimo nivel de coordinación interjurisdiccional. Algo que hoy por hoy parece una quimera, dado que ni siquiera pueden ponerse de acuerdo para cobrar la misma tarifa.
Jorge Macri, entre la improvisación y los golpes de efecto
Las declaraciones del Jefe de Gobierno suman un nuevo capítulo a los improvisados anuncios en materia de movilidad que se vienen sucediendo en los últimos meses.
En agosto pasado fue el turno de la propuesta para completar el tramo inconcluso del soterramiento del Sarmiento desde Villa Luro hasta Once, pero sin construir las estaciones intermedias con el argumento de que constituirían la parte más cara del proyecto.
La traza liberada en superficie sería utilizada para “un tren de menos frecuencia o tal vez un tranvía [solo en el tramo porteño], que conviva con los pasos a nivel”, según explicó entonces Macri. En su última versión, esto cambió a “un parque lineal con un Metrobús”.
Insólita propuesta de Jorge Macri para cerrar todas las estaciones del Sarmiento en Capital
Más tarde, en octubre, el Gobierno porteño defendió la idea de que la construcción de la línea I del Subte, proyectada desde hace casi un cuarto de siglo, se justificaría recién “dentro de cien años”, con el argumento de la “baja densidad” de los barrios que atraviesa (los populosos vecindarios de Caballito, Villa Crespo y Palermo) y de que la cantidad de usuarios que viajan “desde Caballito a Belgrano-Núñez […] no justificaría la construcción de una línea de Subte”, por lo que los colectivos eléctricos serían la mejor solución.
En aquel entonces, el ministro Pablo Bereciartúa se ufanó de que las decisiones tomadas por el GCBA eran “políticas basadas en evidencia”, algo que -al menos en el caso del monorriel de la General Paz o el citado proyecto del Sarmiento- parece cualquier cosa menos evidente.
La Ciudad ahora dice que la línea I del Subte se justificaría “tal vez dentro de 100 años”
Pero los anuncios no acabaron allí, y esta misma semana Macri confirmó que la Ciudad avanza con un insólito proyecto para levantar el Premetro y reemplazarlo por una línea de colectivos eléctricos de tipo Trambús.
“En la traza del Premetro es mucho más fácil poner hoy un colectivo eléctrico, un Trambús. [El Premetro] es un trencito muy chico, lleva muy poca gente. La traza ya la tenemos construida, ahí mismo [podemos meter] otra forma de vehículo”, dijo en una entrevista con el citado programa transmitido vía streaming.
La idea de utilizar una reserva de traza tranviaria para reemplazar ese sistema por uno de menor capacidad -los coches del Premetro llevan el más del doble de pasajeros que los 60 que entran en un “Trambús” rígido de 12 metros- y menor vida útil -las unidades tranviarias tienen una vida útil aproximada de 30 años, mientras que en el caso de los colectivos la antigüedad máxima tolerada es de 10 años-, a la vez que desechando la infraestructura ya instalada, difícilmente pueda ser considerada una decisión acertada o eficiente.
El proyecto, además, está en abierta contradicción con la obra de extensión de la línea actualmente en ejecución -por lo demás, licitada y adjudicada durante el actual gobierno-, que contempla el tendido de 850 metros de vías en Villa Lugano para cerrar el loop, unificando los dos ramales actualmente existentes para mejorar la frecuencia.
Escándalo: Jorge Macri confirma el proyecto para reemplazar el Premetro por colectivos
Mientras se suceden estos anuncios rimbombantes, inconexos e improvisados, obras comparativamente modestas que permitirían mejorar de manera sensible el transporte en la Ciudad permanecen postergadas.
El inconcluso tramo sur de la línea H requiere de la obra de una sola estación (Sáenz), de enorme potencial sobre la red de transporte, ya que permitiría combinar con el importante centro de trasbordo de colectivos y con la estación homónima de la línea Belgrano Sur.
La obra de extensión de esta última línea desde Sáenz a Constitución, al mismo tiempo, permanece frenada desde hace dos años. Si bien esta obra es responsabilidad del Estado nacional, la Ciudad no parece interesarse por su finalización, a la inversa de lo que ocurrió años atrás con los viaductos de las líneas Mitre y San Martín.
Al mismo tiempo, las inversiones modestas que se requerirían para potenciar el Premetro tampoco son contempladas y se alienta su sustitución por una solución subóptima.
La propensión del GCBA a realizar esta clase de anuncios, a su vez, empaña los avances en obras largamente postergadas y necesarias, como la renovación de la flota de la línea B y la licitación para la futura línea F. Pero entre priorizar iniciativas con amplio consenso técnico y político o proyectos grandilocuentes para dar golpes de efecto publicitarios, el GCBA parece preferir los últimos.


