Parafraseando a Eduardo Galeano, podemos decir que el mundo no está hecho sólo de átomos, sino de historias, aquellas que escuchamos, que contamos, que escribimos y logramos multiplicar a través de un libro. Son las historias que permiten convertir el pasado en presente, lo distante en cercano, lo lejano en algo próximo, posible, visible.
El autor relata una historia poco conocida de los subterráneos, una historia que merecía ser contada, historia del esfuerzo, tesón y sacrificio, una gesta gloriosa, con sus luces y sombras, llevada a cabo por miles de obreros, técnicos, capataces, ingenieros y arquitectos, que diseñaron, construyeron y pusieron en funcionamiento este complejo sistema de transporte. Es más bien, un homenaje a los miles de hombres y mujeres, verdaderos héroes anónimos, que permitieron la creación y el funcionamiento ininterrumpido de este fascinante medio de transporte.
Nada detuvo su servicio, ni la crisis del 30, ni los golpes militares, ni las debacles económicas, ni los bombardeos de la aviación naval sobre la Plaza de Mayo, ni las hiperinflaciones, ni las pandemias; gracias al esfuerzo de los trabajadores, el subte siempre se mantuvo.
Hoy en día, el subterráneo no sorprende, es algo común para la mayoría, algo que se lo da por descontado, como tantas otras cosas de nuestra cotidiana vida, porque aunque no lo veamos, siempre está. Pero hace más de 100 años, cuando se implementó el primer tranvía subterráneo en la ciudad de Buenos Aires, no sólo implicó la puesta en funcionamiento de un moderno sistema de transporte que materializó la cultura del progreso y confianza en los adelantos científicos del siglo XX, sino que modificó para siempre la representación del espacio temporal y la forma de desplazarse de los porteños, constituyendo una verdadera revolución para la época, demostrando al mundo entero el alto nivel tecnológico que había alcanzado la Argentina de principios de siglo, ese país que prometía transformarse en la potencia sudamericana.
Zaccagnini cuenta que le llevó más de seis años la realización del libro. Este ingeniero con más de treinta años como trabajador de subte, comenta que le dedicó interminables horas a lecturas de antaño, investigó cuanto pudo en archivos olvidados, viajó y visitó museos. Su intento por transmitir a los lectores su pasión y fascinación por los subtes quedó plasmado en sus páginas.
La historia comienza desde el principio, como si fuese el génesis, optando por los elementos básicos que permiten el movimiento de toda máquina de transporte terrestre, el recorrido se inicia con la rueda, le sigue la máquina de vapor, luego la electricidad y continua con los avances tecnológicos revolucionarios que permitieron el desarrollo del transporte subterráneo.
Se dedica un capítulo en describir detalladamente de cómo se desarrollaron los distintos modos de transporte en la ciudad de Buenos Aires y en ese contexto, de ciudad pujante e innovadora, nace el subte, como forma de sortear los embotellamientos que se generaban en superficie ante el incremento masivo de coches, taxis, ómnibus y tranvías.
Se presenta un abordaje sintético y exhaustivo a la vez, donde se aborda el desarrollo de cada una de las seis líneas existentes. Un capítulo relata la historia y metodología constructiva de cada línea subterránea, y otro, explica la adquisición del material rodante, indagando de forma detallada el funcionamiento de los vehículos que prestaron y prestan servicio actualmente.
Se dedican páginas a la descripción técnica de las máquinas auxiliares que se utilizaron a lo largo de la historia y en la actualidad, como así también, a un capítulo dedicado a los vehículos fuera de servicio que han sido conservados como patrimonio histórico y cultural. Lo que resulta más interesante aún, son los datos que el libro aporta sobre cada coche que circula o circuló por los túneles de la red.
Se podría decir que el libro es apto para todo público. Aquellos lectores con pocos conocimientos técnicos podrán recorrer sus páginas con la ayuda del glosario con las palabras más comunes utilizadas en el ambiente ferroviario. No podían faltar las narraciones de los mitos y leyendas urbanas que circulan en los oscuros túneles y descripciones de los siniestros más importantes. Una mención especial muestra la imagen del pasajero de subte más notable de la historia: El Papa Francisco.
La obra finaliza con cuatro anexos. En el primero se incluye imágenes y especificaciones técnicas de cada coche que prestó y presta servicio en las distintas líneas; el segundo, con los proyectos de ampliación de la red que no llegaron a materializarse; el tercero, con datos estadísticos de pasajeros transportados, kilómetros recorridos y evolución del precio del cospel y el último, una descripción detallada del nacimiento, auge y destrucción de la industria del transporte ferroviario en Argentina.
La obra de Zaccagnini, a lo largo de más 500 páginas, dejará cierta nostalgia en los lectores, quizás, por el legado de nuestros antecesores en el siglo pasado, esos héroes anónimos que diseñaban, construían y ponían en servicio líneas subterráneas completas en tan sólo tres años, algo que al día de hoy resulta un sueño difícil de alcanzar.
por Raúl Avila, especial para enelSubte