Integrantes de la Comisión Directiva de la AGTSyP manifestaron a este medio su enojo ante la serie de fotos subida a Twitter por el legislador macrista Cristian Ritondo donde se lo ve sonriendo y relajado junto a los metrodelegados Pianelli y Segovia. La foto, desde luego, no es inocente. Expresa un principio de acuerdo entre la conducción de los Metrodelegados y el macrismo para asegurar su aceptación del proyecto de ley a cambio de una suavización de sus aspectos más antisindicales, como ya prometió públicamente Ritondo.
“Si se aprueba esta ley, asi como está, aunque Pianelli no quiera, vamos al paro”, dijo a enelSubte.com un importante dirigente de la AGTSyP. “Yo renuncio si esto se aprueba”, lanzó otro, mientras discuten en un bar cercano a la Legislatura a la expectativa de que continúe la sesión donde se trata el proyecto de ley. La molestia con el excesivo ánimo dialoguista de la conducción es evidente: “Segovia es un AK47 cayendo por la escalera matando a todo el mundo”. Denuncian que incluso hay infiltrados en la marcha de rechazo al proyecto que piden la desconcentración: “Pianelli está operando. Lo compraron”. En un clima crispado hubo en los últimos minutos incidentes aislados en la manifestación que llevaron a la intervención de la Metropolitana. “Más le vale que no salgan de ahi adentro”, dicen sobre Pianelli y Segovia.
Es que los Metrodelegados habían ido más allá de sus demandas particulares y formaron parte de la elaboración del proyecto de ley unificado de la oposición, que prevé la protección de los derechos de trabajadores y usuarios, una auditoría a la concesionaria Metrovías, sugiere una futura operación pública del servicio y limita las facultades extraordinarias que otorgaría a Macri el proyecto del PRO, como aumentar el boleto sin audiencia pública, contratar sin licitación u otorgar una nueva concesión sin control de la Legislatura.
Así las cosas, el macrismo podría llegar a aprobar el proyecto de ley con el acompañamiento de la UCR y del legislador Amoroso, e incluso con la venia tácita de Pianelli y Segovia. Lo que cabe poner en cuestión es, en todo caso, la responsabilidad de la cúpula. El rechazo al proyecto tal como está, si sólo sufre cambios en lo que hace a declarar al servicio “trascendental” en lugar de “esencial”, puede desembocar en una fractura del gremio y nuevas medidas de fuerza.