El Tren de las Sierras, que une las estaciones Alta Córdoba y Cosquín, fue en 2018 el servicio regional que más pasajeros transportó en el país. Con casi 314 mil usuarios, tuvo el año pasado su mejor registro de los últimos diez.
A fuerza de un boleto con un precio competitivo, nuevo material rodante, el restablecimiento de su cabecera en Alta Córdoba y el agregado de una tercera frecuencia diaria, el Tren de las Sierras crece y se va consolidando como alternativa de movilidad. En simultáneo, además, va creciendo el interés por una posible extensión del servicio.
Quizás por eso, cuando meses atrás el presidente de Trenes Argentinos Operaciones, Marcelo Orfila, firmó un convenio con el Gobierno de Córdoba para despejar las vías entre las estaciones Alta Córdoba y Córdoba Mitre, muchos medios cordobeses se apresuraron a anunciar que el Tren de las Sierras ampliaría su recorrido hasta la terminal del Mitre.
En realidad, explicaron desde Trenes Argentinos a este medio, lo que se está haciendo es mejorar y completar tramos faltantes del ramal CC7 del Ferrocarril Belgrano (que conecta Alta Córdoba con Córdoba Mitre) para permitir que las formaciones del Tren de las Sierras reciban mantenimiento y alistamiento en el taller de la línea Mitre, además de optimizar la carga de combustible.
Si bien de momento una extensión del servicio no está en discusión, la reactivación de la infraestructura (y el paso regular de trenes) puede sentar las bases para una recuperación en el mediano plazo, a la vez que bloquear proyectos que pretenden levantar las vías para abrir nuevas avenidas, tal una propuesta que circuló no mucho tiempo atrás para la segunda ciudad más poblada del país.
En primer lugar, la eventual ampliación del Tren de las Sierras permitiría crear una interesante sinergia con los otros servicios ferroviarios que terminan en Córdoba Mitre: el tren a Villa María, que experimentó un récord de pasajeros el año pasado, y el tren a Buenos Aires, que pese a haber perdido pasajeros en el último tiempo ha ido sumando paradas en Rosario y otras localidades del interior cordobés.
En efecto, pasajeros procedentes de Buenos Aires, Rosario u otras ciudades cordobesas podrían trasbordar con mínimos movimientos y sin necesidad de cambiar de estación a un tren que los llevaría hasta Cosquín y localidades intermedias. Por fuera del modo ferroviario, la terminal de ómnibus de Córdoba está a pocos metros de la estación Mitre, con lo que el trasbordo también sería muy sencillo.
En segundo lugar, la eventual ampliación del Tren de las Sierras podría absorber al menos la parte más esencial del malogrado proyecto del “Ferrourbano”. Ese servicio, que operó durante corto tiempo como “experimental” únicamente en el tramo de Alta Córdoba a Rodríguez del Busto (superponiéndose con el Tren de las Sierras) tenía perspectivas de ser extendido y sentar las bases de un servicio metropolitano que nunca se materializó.
Una apuesta por los trenes de superficie sobre infraestructura existente -en combinación con medios eléctricos como el trolebús, con el que ya cuenta Córdoba- podría ayudar a paliar el déficit de transporte público del que adolece la ciudad mediterránea y su región. Este es el concepto al que responde, por caso, el Metrotranvía de Mendoza, que está próximo a ser extendido.
En contraste, la construcción de una red de Subte, aunque ha sido varias veces discutida para la ciudad de Córdoba, aparece cada vez como una posibilidad más lejana debido a un clima poco favorable por la situación económica del país.
Frente a un proyecto costoso y poco más que inviable en el contexto actual, la ampliación del Tren de las Sierras, sin grandilocuencia, podría ser un interesante puntapié inicial para el reverdecer del ferrocarril en Córdoba, y quizás, la base de un proyecto más ambicioso. Si algo prueban las estadísticas de pasajeros del año pasado es que, ante una mejora de las prestaciones, el público responde.