El violento ataque de grafiteros en la estación San José de Flores de la línea A continúa generando polémica a más de un mes de haber tenido lugar.
Vándalos involucrados en el hecho dieron a conocer un video donde se los puede observar irrumpiendo en la estación con las caras cubiertas. Con actitud violenta, golpes y forcejeos, los grafiteros redujeron al personal que se encontraba en la estación en ese momento y los retuvieron mientras vandalizaban dos formaciones allí estacionadas. Uno de los trabajadores, de hecho, fue obligado a descender desde el vestíbulo al andén con las manos en alto.
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Empezaron a aparecer los vídeos de los graffiteros que realizaron este ataque en la estación flores de la línea A, en el mes de Agosto. pic.twitter.com/3xuilpSf4E— Salud Laboral AGTSYP (@SaludAgtsyp) September 28, 2019
En el video puede observarse a los delincuentes registrando el momento con varias cámaras fotográficas. Los trabajadores habían denunciado entonces no sólo la agresión física sino la sustracción de algunas pertenencias.
El video producido por los vándalos fue difundido en redes por la Secretaría de Salud Laboral de la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP).
De los aproximadamente 40 involucrados, al momento la Policía solo logró detener a uno de ellos. El resto, que se dio a la fuga a los pocos minutos, permanece sin identificar a la espera de peritajes de cámaras de seguridad. Sin embargo, varias firmas en los coches afectados permiten dilucidar que se trata de personajes que ya han vandalizado trenes en el pasado.
Cabe recordar que luego del pico de 2012 y tras el inicio de las tareas de limpieza exterior de las formaciones -el “Plan Grafiti Cero”-, sumadas al endurecimiento de las persecuciones contra los grafiteros -lo que llevó a una serie de publicitadas detenciones y allanamientos-, la ola de actos vandálicos contra coches e instalaciones de la red se había reducido considerablemente, aunque hubieron ataques esporádicos en la línea H y en la línea B.
En esta línea, fue muy cuestionada la decisión de exponer en el Centro Cultural Recoleta un coche de Subte grafiteado, lo que podía interpretarse como una legitimación de prácticas vandálicas.