Si bien es cierto que casi el 100% de los recursos destinados a la expansión de la red de subtes son afrontados por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, también es cierto que lo invertido en cifras, es poco en comparación a la necesidad que hoy presenta la escasa red.
La Ciudad ya cuenta con una Ley especial que heredó de cuando no era autónoma; la Ley 23.514 llamada “Fondo Permanente para la ampliación de la red de Subterráneos”, que contempla destinar un cierto porcentaje de la recaudación en los impuestos de los vecinos de la Ciudad específicamente para garantizar la expansión de la red.
Sin embargo, esto no alcanza. Los fondos recaudados son menores a lo requerido por la caótica situación que viven el tránsito y los transportes en la Ciudad.
Pese a que fue unánime el rechazo al futuro aumento de los peajes de la capital, la Audiencia Pública se ve imposibilitadad de frenar el mismo, por lo que recurrió, al menos, a sugerir qué hacer con el dinero recaudado.
Una de las propuestas fue destinar parte de los fondos a la expansión de subtes, a la misma “caja” que guarda el dinero de la Ley 23.514.
La idea de Jorge San Martino, presidente de la Comisión de Tránsito y Transporte de la Legislatura porteña, fue escuchada atentamente por el Ministro de Obras Públicas Juan Pablo Schiavi, quien le recomendó a Jorge Telerman tener muy en cuenta la sugerencia ya que el crecimiento de la red a razón de 1km por año es, cuanto menos vergonzosa.
Cabe destacar que Schiavi viene demostrando desde el inicio de su gestión grandes intenciones de que la red de subtes debe crecer a mucha mayor velocidad que la actual. Pero, sin fondos, la tarea se dificulta.
Ahora no sólo será la voluntad de los vecinos de la Ciudad, a través de sus impuestos, quienes garantizarán la financiación de la expansión de subtes, sino también los 800.000 automóviles que ingresan desde la Provincia de Buenos Aires, los cuales con el nuevo aumento de peajes que regirá a partir de octubre próximo, agrandarán “la caja de los subtes”, para ver si ahora, después de tantas promesas, el crecimiento real de la red por año será más cercano a lo prometido durante décadas.