Todos algunas vez viajamos en subte. Todos, también, odiamos viajar como ganado, acalorados, con penetrantes ruidos y chirridos que nos obligan a taparnos los oídos, con irrespirables olores que invaden los trenes. Con bajas frecuencias, demorados, totalmente interrumpidos.
A todos nos da bronca ver estaciones y coches sin sus matafuegos reglamentarios, viajar en trenes que tienen casi 100 años, pagar el pasaje de nuestros viajes y además los subsidios de nuestros impuestos y ver como todo sigue igual, o, incluso, empeora.
Hay algo en relación al subte que queda a la vista de todos: el servicio prestado es absolutamente deficiente y peligroso.
Hace años que las denuncias por falta de mantenimiento no sólo son presentadas por los Delegados del Subterráneo, quienes a raíz de sus reclamos salariales del pasado han perdido credibilidad por parte de muchos pasajeros.
Existen gravísimos informes denunciadospor legisladores de la Ciudad de Buenos Aires, por la empresa estatal Subterráneos de Buenos Aires, por el Ente Regulador de la Ciudad, por la Auditoria General de la Nación, por programas televisivos de los principales medios periodísticos, por asociaciones civiles y entidades independientes e incluso por este mismo medio y otros blogs de Internet. No se trata solo de palabras: abundan las fotografías y videos, que este blog y otros medios han publicado hasta el hartazgo.
A esto se le suman los miles de reclamos a través de los libros de quejas de las boleterías de Subte, y el evidente disgusto de todos los pasajeros al momento de viajar.
A los hechos nos remitimos: en el último año han ocurrido cuanto menos siete descarrilamientos, decenas de principios de incendio en trenes, locales y estaciones, inundaciones y filtraciones de aguas servidas a la vista de todos, ruidos que superan los decibeles permitidos, diferencias térmicas de hasta 18 grados entre la superficie y los andenes, entre otros tantos ítems de una larga lista.
enelSubte.com tuvo un encuentro con los principales delegados del transporte subterráneo, quienes encabezan este nuevo reclamo. Esta vez, según dicen, reclamando mejores políticas de seguridad, mayor inversión en mantenimiento, mayor confort para los trabajadores y pasajeros.
Los delegados nos informaron de innumerables falencias. Muchas de ellas son denunciadas constantemente.
Un crudo informe de enelSubte.com recopila las distintas denuncias de los últimos 3 años. También los Delegados en su espacio de Internet listan unas 40 denuncias técnicas, muchas de ellas avaladas por especialistas en la materia. Además, la gran mayoría fueron denunciadas ante la CNRT y el Ministerio de Trabajo, entre otras entidades responsables.
Asimismo, las denuncias de SBASE (Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado) también fueron presentadas ante los organismos competentes. Hasta ahora ninguna de ellas ha sido respondida en tiempo y forma, según nos comenta Alejandro Franco, director de SBASE.
Agotados los canales legales, los delegados encontraron como forma de protesta adecuada la de no retirar formaciones que no se encuentren en condiciones. Muchos medios periodísticos destacan lo “injusto” de las medidas tomadas por los delegados al reclamar, tildan de “boicot” su accionar y por poco no califican como mentiras a las denuncias que ellos presentan.
enelSubte.com no se pronuncia en relación a estas medidas, pero adhiere plenamente al reclamo por falta de mantenimiento y falta de inversión por parte de Metrovías, y por absoluta complicidad del Gobierno Nacional a través de su Secretaría de Transportes a cargo del polémico Ricardo Jaime, quien tiene 20 causas penales abiertas ante la Justicia.
En la entrevista, enelSubte.com salió con los delegados de recorrida por la red.
Comenzamos por el Taller Rancagua (ver imagen principal), uno de los principales puntos en que se pueden detectar las mayores anomalías de las formaciones.
Para que los pasajeros puedan detectar las anomalías, procederemos a detallar algunos tips a tener en cuenta a la hora de viajar.
En la línea B actualmente existen varios tramos de vías donde se pueden observar faroles en el piso con luces amarillas. Estos faroles indican “Precaución”, lo que quiere decir que el tramo a atravesar será de vías en mal estado. Algunos tramos cuentan con esta indicación desde hace ya varios meses.
Lo mismo ocurre en distintos cambios de vías, lo que implica aún mayores peligros.
También se pueden detectar ruidos intensos -como si fuesen golpes constantes- mientras los trenes circulan. Esos ruidos no son normales. Indican serias averías en las ruedas de los coches, lo que produce serios desgastes al material rodante, fisuras a los enganches de las ruedas con el vagón, a los rieles, a los cambios de vías, y aumenta notoriamente los riesgos de descarrilamientos. Graciosamente, a esos ruidos y a los de las ruedas pasando por las eclisas de los rieles por falta de soldaduras, Metrovías los caracterizó como los latidos del corazón del Minotopo en su campaña de promoción del Subte a fines de la década del 90′.
(captura de ruidos producto de ruedas “aplanadas”)
También, a la vista de cualquier persona, están las goteras y filtraciones que atraviesan los sistemas eléctricos y caen al lado de instalaciones de alta tensión y luminarias, aumentando gravemente los riesgos de electrocución de pasajeros y de cortocircuitos de las instalaciones.
Muchos coches producen ruidos en las uniones de los vagones mientras circulan por la red, en los cambios de vías y en los túneles. Este ruido es producto del gran movimiento que los coches sufren a raíz del desnivel de los rieles y durmientes en algunos tramos.
Nada de esto es normal. Todo indica serias falencias de mantenimiento.
En relación a cuando los trenes son enviados a mantenimiento a empresas terciarizadas ubicadas en capital o en provincia de Buenos Aires, denuncian que “los coches volvieron con ajustes sin terminar, pero las empresas cobran por trabajo realizado, y nadie lo verifica. Hay un grandioso negociado entre Metrovías y las tercerizadas en ese sentido” argumenta uno de los delegados.
“Los jefes del taller obligan a los conductores a sacar a servicio los coches que no tienen las revisiones completas, que incluso lo prueban las planillas. Si Metrovías cree que el mantenimiento es correcto, ¿por qué colocó Policía Federal en los talleres y no deja pasar a los medios de prensa para filmar el grave estado de las formaciones?”
Ahora al problema se le suma la embestida de Metrovías sobre el principal grupo de delegados que hacen estas denuncias.
(¿Un compromiso o una obligación?)
Metrovías y los principales medios solo generan confusión: aducen los conflictos a disputas entre la UTA y los Delegados. Metrovías informa que los delegados lo hacen sin motivo alguno, porque “sus formaciones se encuentran en correcto estado”. El Ministerio de Trabajo actúa chistosamente casi sin intervenir en la materia. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a través de sus entes regulatorios, su empresa estatal SBASE (propietaria de toda la red, la infraestructura y los coches) y sus legisladores denuncia que el conflicto versa realmente sobre el gravísimo estado de mantenimiento.
Lamentablemente la realidad es una sola: el Subte porteño está inmerso en una gran disputa que incluye intereses de distintos sectores.
La Ciudad de Buenos Aires que reclama el traspaso del Subte, los Delegados que reclaman mayor mantenimiento y mayor poder, la UTA y su turbio conflicto con los Delegados, la Secretaría de Transportes y la CNRT que aseguran un excelente funcionamiento del servicio, Metrovías que se defiende de todas las acusaciones, el Gobierno Nacional que aún le debe a la Ciudad Autónoma la transferencia del Subte por Constitución, etc, etc.
Al pasajero no le importa cuáles son los problemas gremiales, quiénes actúan y quiénes no, de quién es la red de subterráneos, quién la administra y quién la controla.
Lo único que quiere el pasajero es viajar bien y seguro. Y no lo hace.
Si todas las denuncias de los organismos ya mencinados, y las filmaciones y fotografías de nuestro informe anterior titulado “Metrovías bajo fuerte presión de los medios” no son suficientes para creer que lo ocurrido bajo tierra es un Cromagnon latente, ¿cuántas pruebas necesita la sociedad para creer y exigir, el Gobierno para actuar, y la justicia para intervenir en el conflicto a favor de los millones que viajan en Subte?