26 noviembre 2024

Al borde del fracaso, parte I

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En estos últimos días muchas noticias y rumores han llegado a este medio en torno a la polémica generada por la modificación de la ley 670 de subtes que el macrismo envió a la Legislatura. El creciente conflicto va sumando afiliados y la disputa ya llegó a nivel nacional.

Ocurre que el gobierno de Macri asumió el pasado 9 de diciembre mentando la idea de revolucionar la realidad subterránea modificando trazados, creando nuevas líneas, alquilando tuneleras y pidiendo préstamos al exterior. Todo este gran paquete tenía como objetivo realizar, primero, unos 40 kilómetros de subte en cuatro años. Luego, ubicándose mejor en la realidad argentina, las pretensiones se redujeron a unos 27 kilómetros. Para ello, desde el primer día frente al ejecutivo porteño, Mauricio Macri decidió realizar ciertos cambios.

Los cambios emprendidos

El primero consiste en modificar la ley 670 aprobada por el ibarrismo en 2001, la cual establece una serie de trazados de líneas de subterráneos que recorrerán la ciudad uniendo los principales centros de trasbordo existente y combinando con varias líneas de ferrocarriles.

El segundo paso se basó en colocar en un área clave del gobierno a una persona clave para Macri: Jorge Irigoin, un viejo amigo de la familia, puesto al frente de la estatal Subterráneos de Buenos Aires, operadora de la red hasta 1994 y actual encargada de diseñar, planificar, ejecutar y monitorear las obras de subtes, cuyo directorio tiene a cargo el manejo de un millonario presupuesto anual para utilizar en los subsuelos de la Ciudad.

El tercer paso fue avanzar en un crédito internacional con el Banco Interamericano de Desarrollo por un costo total de 1.500 millones de dólares que servirían para cubrir la obra civil y arquitectónica de los anunciados 27 kilómetros, más otros 1.000 millones de dólares puestos a medias entre la Ciudad y la Nación, los cuales serían destinados exclusivamente a la compra de material rodante para las nuevas líneas.

Hasta aquí parece ser todo color de rosa, si los tres puntos principales planificados por el macrismo hubiesen tenido resultado positivo. Pero, por ahora, todos los aspectos van en sentido inverso al esperado.

Los obstáculos

El proyecto de ley enviado a la Legislatura de la Ciudad generó desde un principio diferentes reacciones negativas. Tal es así que enelSubte.com ha recibido numerosos correos electrónicos a participar@enelsubte.com de varios lectores que buscan expresar su descontento con el proyecto que Macri diseñó para la red de subtes porteña. A ese descontento se sumaron los principales representantes de la oposición.

Aníbal Ibarra, ex jefe de Gobierno e ideólogo de la vigente ley 670, repudió fuertemente la modificación. “Los cambios obedecen a una única lógica y es la de separar a las nuevas líneas de subtes con las terminales ferroviarias y de esta manera beneficiar a las empresas de colectivos y transporte automotor”, lanzó sin ambages el legislador porteño de Diálogo por Buenos Aires. En ese sentido, añadió que “al separar al subte de las terminales ferroviarias, los cientos de miles de pasajeros del tren van a seguir necesitando del colectivo porque no van a tener al subte cerca”.

Ibarra, aún más específico en sus críticas, explicó que “en el recorrido vigente las Líneas H y G llegan a Retiro, la F a Constitución y la Línea I pasa por Primera Junta. Hoy, con el proyecto del macrismo, las líneas H y G no llegarán a Retiro, la F no llegará a Constitución y la I no pasaría por Primera Junta”, sostuvo. Por último, destacó que “esto va a perjudicar de manera sensible a los cientos de miles de vecinos que son usuarios de este servicio y va a contramano de la mejora en el transporte público, ya que anula a los centros de trasbordo”.

Pero el mentor del proyecto anterior, esperable opositor de los cambios, no fue el único que disparó contra la propuesta de Macri. El propio bloque kirchnerista manifiesta su descontento con las modificaciones a la ley, a pesar de que la Secretaría de Transporte comprometió su apoyo en el financiamiento. Según fuentes opositoras, el gobierno nacional estaría colocando piedras en el camino para quebrar las intenciones del macrismo no sólo por vías económicas sino también legislativas al trabar la aprobación de la ley.

Si bien el PRO es mayoría en la cámara de Perú 130, no llega a tener la mayoría absoluta y para colmo ya están existiendo diferencias dentro del mismo bloque del oficialismo local. El macrismo no encontraría el quórum necesario de considerarse la situación actual. Si bien fuentes muy cercanas al jefe de Gobierno dieron por sentado en marzo a este medio que el proyecto sería aprobado en abril, todo parece indicar que no ocurrirá al menos en abril.

Sin embargo, no sólo los actores enteramente políticos son opositores al plan del gobierno local. A esta embestida se sumaron distintas agrupaciones vecinales que hicieron oir su voz a través de demandas al gobierno y de denuncias a los medios días atrás.

Representantes de la Organización Civil ProtoComuna de Caballito, que nuclea a algunos vecinos de ese barrio, tuvieron ayer una reunión con las comisiones legislativas que están tratando actualmente la reforma a la ley. Al final de la misma el referente de la ONG dialogó con un medio porteño donde lanzó más críticas al proyecto. Gustavo Desplats, famoso por reclamar el cese de construcción de torres de departamentos, declaró que la traza de la línea I de subtes figura en proyectos realizados desde mediados de la década del 60 pasando por Caballito.

“Hoy en la reunión conjunta en la Legislatura de las comisiones de Transito y Transporte, Planeamiento Urbano y Obras Publicas, rechazamos la modificación de la traza de la Línea I. La medida del macrismo se intenta realizar a la espalda de la ciudadanía”, enfatizó Desplats. “Nos meten las torres y nos sacan el subte” finalizó Desplats aludiendo a la modificación de la línea, la cual no pasará por Primera Junta, tal como está previsto en la actual ley 670, sino por Avenida La Plata, alejándose del trasbordo con el Ferrocarril Sarmiento y numerosas líneas de colectivo que confluyen en el histórico punto multimodal de transportes del centro geográfico de la Ciudad.

Caballito no es el único barrio en pie de lucha. A los reclamos se sumaron Pompeya y Parque Patricios. Los mismos barrios que tuvieron la fuerza para lograr, en épocas ibarristas, el soterramiento de las estaciones Parque Patricios y Sáenz –inicialmente en superficie–, como así también la anulación de la construcción de la estación Nueva Pompeya por no aceptarla en superficie y no poder realizarse bajo tierra por cuestiones hídricas, hoy reclaman que la línea H llegue hasta Retiro tal como se contempla en el plan vigente.

Continúa en Parte II

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