Trabajadores del Metro de Santiago protestaron en la céntrica estación Baquedano, manifestándose contra la decisión del gobierno chileno de que la operación de la futura línea 7, que unirá Maipú con Vitacura, sea concesionada a una empresa privada.
Dicha línea, cuyos estudios preliminares se inciaron el año pasado, estaría destinada a unir la ciudad de este a oeste y alivianar así la carga de pasajeros transportada por la línea 1, la más utilizada del sistema. Desde el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones de Chile se defendió la idea de que tanto la construcción como la operación de la línea corran por cuenta de una empresa privada diferente a Metro de Santiago, que en la actualidad es operado en su totalidad por la empresa estatal Metro S.A.
La Federación de Sindicatos de Metro apunta que “con esta medida se favorece a los grandes grupos económicos en desmedro del derecho social al transporte público” y considera que “la privatización significará mayor precariedad laboral para los trabajadores, tal como ocurre hoy con los más de siete mil trabajadores subcontratados del Metro”.
Desde los sindicatos no sólo consideran que la empresa tiene capacidad técnica suficiente como para encarar la ampliación -en este momento se están construyendo dos líneas en paralelo, las 3 y 6-, sino que además tiene capacidad financiera y buen acceso al crédito, por lo que consideran innecesaria la participación privada.