La Ciudad de Buenos Aires planea dos grandes proyectos de infraestructura para mejorar el transporte, pero con un beneficio discutido por los especialistas por la gran inversión que requieren.
Se trata, por un lado, del Paseo del Bajo (antes conocido como Autopista Ribereña), que utilizará el espacio hoy ocupado por estacionamientos y vías del ferrocarril entre la Avenida Eduardo Madero y la Avenida Ingeniero Huergo para la construcción de una autopista de más de seis kilómetros exclusiva para camiones y ómnibus.
Por el otro, el proyecto de la Red de Expresos Regionales implicará el tendido de vías subterráneas por debajo de la Avenida 9 de Julio para comunicar las estaciones terminales de Retiro y Constitución, y la creación de una estación central bajo el Obelisco.
Para financiar parte de la primera de las obras, la Corporación Antiguo Puerto Madero –la sociedad anónima responsable de la urbanización del barrio más joven de Buenos Aires, integrada en partes iguales por el Estado nacional y el Gobierno porteño–, prepara la venta del Empalme Norte, la playa de trenes que se ubica entre las avenidas Eduardo Madero y Antártida Argentina, y las calles Cecilia Grierson y San Martín, frente a la terminal de Buquebus. Esta playa había sido refaccionada en 2011 para mejorar la conexión ferroviaria con el puerto de Buenos Aires.
Especialistas en materia ferroviaria consultados por TSS –que prefirieron mantener su nombre en reserva–, dicen que la extensión de esos terrenos es excesiva en relación con las facilidades que otorgan las tecnologías actuales para armar los convoyes de carga, pero aseguran que por ese mismo terreno corre una vía que ya permite conectar las estaciones de Retiro de las líneas de trenes San Martín, Belgrano Norte y Mitre, con la línea Roca, y Puerto Madero, del Sarmiento. A este sistema de vías que circula por Puerto Madero se le suma también el de la línea Sarmiento, que tiene un túnel que va por debajo de la Avenida Rivadavia desde Once y hasta hace unos años hacía el recorrido Puerto Madero-Castelar.
Según Pablo Martorelli, director del Centro de Estudios de Transporte de la UTN Buenos Aires y presidente del Instituto Argentino de Ferrocarriles, “Empalme Norte es una playa ferroviaria que pertenece a la Administración General de Puertos y es un pulmón de acceso al sistema interno del puerto, que conecta con el sistema de transporte ferroviario del resto del país, literalmente. Si esa playa se elimina puede haber problemas muy serios en cuanto a la accesibilidad del ferrocarril al puerto”.
La venta de este terreno tiene como objetivo construir edificios de oficinas, en lo que sería una ampliación del actual Puerto Madero, y destinar ese dinero –estimado en unos 320 millones de dólares, alrededor de la mitad del calculado para el total del proyecto– al financiamiento para la construcción del Paseo del Bajo, que circulará en forma de túnel en el tramo del actual Empalme Norte, mientras que, en otras partes de su recorrido, lo haría en trinchera y sobre la superficie. La autopista será solo para uso de tránsito pesado y unirá la Terminal de micros de Retiro y la autopista Illia, en el norte, con la autopista Buenos Aires-La Plata, en el sur.
La Administración General de Puertos había estado trabajando desde el año 2003 y, con más fuerza desde 2011, en el acondicionamiento y la reparación de la playa Empalme Norte, así como en playas internas del Puerto de Buenos Aires. También se repararon las locomotoras que tiene el predio portuario en operación y, actualmente, hay trenes de la línea Mitre que pueden entrar allí gracias a esas obras. El acceso de la línea San Martín fue ocupado por parte de la Villa 31, aunque sus trenes pueden acceder a las vías del Mitre, y el de la línea Belgrano Norte, de trocha angosta, está siendo mejorado. Casi diariamente circulan por esta playa “trenes bobineros” que transportan bobinas de acero de San Nicolás a La Plata, y unen dos plantas de la empresa Techint.
“En base a un estudio que realizamos –afirma Martorelli– consideramos que esa autopista es completamente innecesaria, porque el flujo de camiones, ómnibus y automóviles no se da simultáneamente. Alcanzaría con regular horarios para los diferentes vehículos. Si, además, se tiene en cuenta que en esa zona ya existe un tendido de vías de ferrocarril y se mejoran sus condiciones, puede ofrecer una capacidad muy superior a la de una autopista, ya que una vía férrea tiene la capacidad de transporte equivalente a 17 carriles”.
Para el titular del Instituto Argentino de Ferrocarriles, “lo que convendría retomar es el viejo proyecto de hacer una playa de transferencia de camiones en la zona de Parque Patricios y otra en la zona del Mercado Central. Un reconocido urbanista argentino dijo ‘hay que hacer la autopista para que los camiones lleguen a puerto’ y nosotros le respondimos que lo que tiene que llegar al puerto no son los camiones, sino las cargas“.
Una dificultad que ofrecería esta opción, en el eventual caso de querer aumentar el tráfico de ferrocarriles, de carga o pasajeros, por las vías ya existentes, es que sería necesario solucionar el problema de los pasos a nivel que hay en la zona y que podrían generar un efecto de barrera que divida la ciudad y empeore el tránsito vehicular.
En julio se abriría el expediente para la licitación del Paseo del Bajo, aunque previamente debería aprobarse la cesión de los terrenos ferroviarios (por parte de la Nación) y la Legislatura Porteña debería dar el visto bueno a los cambios en la planificación para poder urbanizar esa zona. Martorelli dice que no ven “que haya una apertura para discutir estas cosas. Más bien al contrario: se pretenden imponer muchos de los trabajos que se están haciendo para diseñar estas cosas y se lo hace en forma cerrada y sin dar información”.
Originalmente publicado en Agencia Tecnología Sur-Sur (TSS), Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).