En las últimas semanas las actuales autoridades ferroviarias continuaron adelante sus esfuerzos por eliminar cualquier mención a Ferrocarriles Argentinos o el uso de su histórico logotipo.
Como informó enelSubte.com el mes pasado, las empresas ferroviarias volvieron a utilizar sus nombres originales heredados de la gestión de Ricardo Jaime: Operadora Ferroviaria del Estado (SOFSE) y Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF). La empresa estatal de cargas retornó a Belgrano Cargas y Logística (BCyL), nombre que ya había quedado obsoleto cuando sumó los ferrocarriles San Martín y Urquiza apenas un mes más tarde de ser creada para hacerse cargo de los servicios sobre la red del Ferrocarril Belgrano.
Cabe recordar que, de hecho, ya desde antes de la recreación de Ferrocarriles Argentinos las empresas ferroviarias utilizaban una identidad unificada en reemplazo de sus nombres formales. En 2014 el Ministerio del Interior y Transporte había puesto en práctica la marca Trenes Argentinos, reemplazada luego por Ferrocarriles Argentinos con la sanción de la ley.
No se trata de un rediseño de imagen, puesto que el logo de Ferrocarriles Argentinos es apenas reemplazado por un texto plano con el nombre formal de las tres sociedades. En el sitio de Belgrano Cargas y logística puede verse que hasta “Sociedad Anónima” pasó a formar parte del encabezado.
Y es que aunque los tres partidos de la actual coalición de gobierno acompañaron la sanción de la ley que recreó Ferrocarriles Argentinos, convirtiendo a la SOFSE, ADIF y BCyL en sus meras subsidiarias, la gestión de Marcelo Orfila se muestra obstinada en abandonar por completo el nombre de Ferrocarriles Argentinos. Orfila no es sólo presidente de la sociedad operadora sino de la propia Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado.
No hubo en ningún momento comunicación ni explicación formal sobre la decisión, pero sí muestras suficientes de que es deliberada: no basta con abandonar Ferrocarriles Argentinos en materiales o señalética nueva sino que se interviene activamente para cambiar la denominación allí donde durante 2015 se había restaurado la emblemática marca.
Por el momento, borrar Ferrocarriles Argentinos es la única medida de gestión conocida de Orfila de cara a los pasajeros. Mientras tanto, no ha perdido el tiempo para otras, como mudar sus oficinas a Puerto Madero o contratar a una empresa de seguros que según una denuncia está vinculada con Franco Macri, lo que le valió su imputación la semana pasada.
Detrás de un asunto a primera vista menor, comunicacional, se revela una decisión política. Cualquier razón es alarmante: o bien las actuales autoridades ferroviarias, con Orfila a la cabeza, desconocen la vigencia y el significado de Ferrocarriles Argentinos, o bien efectivamente se trata de un esfuerzo consciente por desmantelar la capacidad estatal ferroviaria que comenzó a reconstruirse en el último trienio.