Una falla en el sistema eléctrico obligó a cerrar las líneas 1, 2 y 5 del Metro de Santiago, equivalentes al 73% de la red, en la mañana del pasado viernes. El servicio fue restaurándose progresivamente y recién se restituyó en su totalidad en la mañana de este sábado.
La causa que produjo el incidente fue un cortocircuito en los cables de alta tensión (20.000 volts) que alimentan la red neumática en la estación La Moneda. Ante la falla, los transformadores que llevan la tensión a los 750 volts de operación comenzaron a salir de servicio, complicando la “hora punta” de la mañana.
Solo las líneas 4 y 4A (que no son neumáticas) operaban con normalidad. La línea 2 fue la primera en recuperar el servicio, cerca de las 10 de la mañana. Las líneas 1 y 5, en tanto, retornaron a la normalidad por tramos recién por la tarde. En la línea 1 el servicio estuvo cortado durante todo el día entre La Moneda y Los Leones y en la línea 5 entre Baquedano y Vicente Valdés.
El cierre de las tres líneas produjo un caos mayúsculo en la ciudad, donde miles de usuarios se volcaron a utilizar sus automóviles particulares -provocando embotellamientos de grandes dimensiones- y al transporte público de superficie, que rápidamente colapsó. La situación obligó al gobierno a disponer colectivos de refuerzo en las principales avenidas, echando mano a buses de turismo y hasta ómnibus de Carabineros y del Ejército.
BUSCANDO UN RESPONSABLE
La caótica jornada se selló con la remoción del presidente del Metro de Santiago, Aldo González, por parte del gobierno chileno. La presidenta Michelle Bachelet, “irritada” según la prensa trasandina, buscó ponerse al frente de la contingencia instruyendo al Metro de Santiago a elaborar un “informe pormenorizado” acerca de los hechos. Horas antes el ejecutivo había puesto a disposición su cargo, asumiendo responsabilidad por la falla.
En lugar del desplazado González, el gobierno designó como nuevo presidente a Rodrigo Azócar Hidalgo, quien ya se había desempeñado en Metro como Gerente General entre 1997 y 2006, “época dorada” previa al colapso enfrentado por la puesta en marcha del plan Transantiago.
Además, el Ministro de Transportes Andrés Gómez-Lobo anunció que instruyó a una comisión de expertos franceses y chilenos para que realicen una “revisión completa de la red eléctrica de Metro”.
Tanto los sindicalistas de Metro como el senador oficialista Alejandro Navarro coincidieron en apuntar contra la tercerización y las políticas del gobierno de Sebastián Piñera por los problemas ocurridos.
“Los despidos masivos ejecutados durante la administración Piñera constituían una política de desmantelamiento del conocimiento técnico que por casi cuatro décadas fue soporte de la excelencia en el servicio de transporte público que Metro ha otorgado a sus usuarios […] Se prescindió de supervisores, jefes de sección y administradores, que en promedio sumaban más de 15 años de conocimiento y experiencia en el mantenimiento de equipos estratégicos para la operación del tren subterraneo”, afirmó.