Gustavo Martín Zeni es el titular de la consultora Ferroconsud, una de las que asesora al Gobierno en el proyecto de reforma y reprivatización del sistema ferroviario. En su cuenta en LinkedIn, es el propio Zeni el que celebra las medidas del gobierno de Milei y anticipa las próximas, incluyendo la reducción de personal y la “revisión de gastos operativos”. Según argumenta Zeni, una vez mejorada la ecuación financiera de las empresas y readecuadas las tarifas, “recién ahí estaremos en condiciones de poder privatizar con cánones razonables para el Estado nacional”.
Este plan ya está en marcha y se ha traducido en la paralización de obras de infraestructura, y en la interrupción de todas las licitaciones y compras de repuestos, que repercute directamente en el deterioro del servicio de las líneas metropolitanas del AMBA. En el enfoque que defiende públicamente Zeni no existen consideraciones de planificación del sistema ferroviario, de financiamiento de las inversiones necesarias o de mejora de la experiencia de usuario: apenas de reducción de gastos para volver más atractivo el paquete de empresas que se busca traspasar al sector privado.
En ese sentido, el consultor también adelantó –y justificó– los despidos en Trenes Argentinos Infraestructura (ADIF) al sostener que no serán necesarios tantos empleados ya que el Estado no realizará nuevas inversiones de capital en el sistema ferroviario: si no hay obras de infraestructura, argumenta Zeni, “se podrá reducir sustancialmente la cantidad de empleados y tercerizar el control con empresas dedicadas a la fiscalización”.
Pero Zeni no es un recién llegado al sector ferroviario: estuvo ligado a sus etapas más oscuras. Graduado de Comercio Internacional en la UADE en 1997, pasó a trabajar en el Grupo Cometrans, titular de la concesionaria Trenes de Buenos Aires (TBA), que controlaba las líneas Mitre y Sarmiento. Allí ocupó distintas responsabilidades: director de la concesión del Metro de Río de Janeiro entre 1997 y 2002, presidente de Ticketrans –una subsidiaria dedicada al negocio de la recaudación– entre 2009 y 2010, director de la propia TBA entre 2010 y 2012 y también de la UGOFE, entre 2005 y 2012.
La trayectoria estelar de Gustavo Zeni por el Grupo Cometrans se vio interrumpida cuando el gobierno debió decretar la caducidad de la concesión de TBA como resultado de la tragedia de Once, acaso el ejemplo paradigmático de la corrupción internalizada, pública y privada, a la que había llevado el esquema de intermediación privada en el servicio público ferroviario. La investigación subsiguiente, encabezada por el fallecido Claudio Bonadío, reveló un entramado de desvío de fondos públicos a través de distintas sociedades controladas beneficiadas por la concesionaria, además del “ahorro” –pues el objetivo de TBA, lógico, era maximizar sus ganancias– en cuestiones elementales vinculadas incluso con la seguridad de los pasajeros. Cabe recordar que la tragedia de Once fue antecedida por varios episodios de descarrillos, rozamientos y colisiones tanto en la línea Sarmiento como en la línea Mitre.
Zeni estuvo vinculado como testigo también con otra causa emblemática de la corrupción ferroviaria, el juicio por la muerte de Mariano Ferreyra, asesinado a manos de una patota que respondía al entonces titular de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, mientras participaba en una manifestación por los derechos de los trabajadores de empresas tercerizadas al servicio de la línea Roca.
Como gerente de Contratos Privados de UGOFE, Zeni era el responsable de las licitaciones y compras de la empresa, concesionaria provisoria de las líneas San Martín, Roca y Belgrano Sur que estaba integrada por TBA, Ferrovías y Metrovías (y tras la tragedia de Once, sólo por las últimas dos). En la investigación por el asesinato de Ferreyra, el actual consultor fue convocado para explicar a la Justicia el funcionamiento de licitaciones que sistemáticamente beneficiaban a tercerizadas vinculadas tanto con UGOFE como con la conducción de la Unión Ferroviaria. Las contrataciones eran luego abonadas por el Estado.
Más de una década más tarde, Gustavo Zeni parece haberse reconvertido en asesor oficioso del gobierno de Javier Milei, cuya asunción saludó como “día de la reconstrucción democrática” para “volver a ser una potencia mundial basada fundamentalmente en el trabajo, la honestidad y la austeridad”. No son, precisamente, los valores que caracterizaron la experiencia de las concesionarias privadas de pasajeros en el AMBA.