Algo así como si fuera el taylorismo alrededor de 1900, los pungas trabajan con total normalidad dentro de las seis líneas de subterráneos de la Ciudad de Buenos Aires. Algunos distraen a las víctimas, otros controlan que nadie reaccione y están aquellos que concretan los robos.
Según la policía, este ejército de ladrones está compuesto por unos 200 integrantes, y si bien algunos son detenidos por el acto cometido, salen de inmediato de la cárcel porque son delitos excarcelables.
Diario Popular dialogó con el experto en seguridad Luis Vicat, quien comentó que “en el último tiempo, las bandas de pungas incorporaron a delincuentes que previamente se dedicaban al arrebato en la superficie, por lo que ahora se observan casos donde también hay violencia, cuando antes se registraban hurtos con víctimas que no se daban cuenta del ilícito hasta un rato después’, agregando que ‘esta convergencia derivó en que ahora se muevan diariamente unos 200 delincuentes en las distintas líneas”.
“Estamos rodeados de pungas cada vez que viajamos. Ahora te avisan por los altoparlantes, porque ya saben quiénes son los chorros”, dijo Ezequiel, un usuario. Fuentes policiales confirmaron que “los efectivos que trabajan en los subtes tienen identificados a la mayoría de los punguistas, y de hecho se producen detenciones de manera cotidiana, pero los mismos que son apresados vuelven a la calle en pocas horas, porque los delitos son excarcelables’. Vicat, acerca del tema, sostuvo que ‘la figura del hurto tiene penas insignificantes, y es muy difícil probar los hechos para la justicia”.
Por semana se registran unas 40 detenciones mientras que las denuncias radicadas son al menos 25. “La mayoría no denuncia. Lo peor es que en último tiempo se incorporaron delincuentes que antes robaban afuera. Pero el negocio está bajo la tierra”, agregó Vicat.