El Ministerio de Transporte de la Nación se encuentra estudiando modificaciones al esquema de subsidios al transporte. Aunque todavía no está completamente definido cómo se implementará ni se conocen los detalles de la propuesta, hay una premisa clara: los subsidios se destinarán a los usuarios y no a las empresas de transporte.
El ministro Guillermo Dietrich inició conversaciones con el sector para analizar la cuestión. Según se informa, el nuevo esquema entraría en vigencia a mediados de año. La intención del ministerio es “transparentar” los números. Durante la gestión de Florencio Randazzo se pulieron los criterios de asignación de subsidios para ajustarlos más fielmente a la cantidad de usuarios transportados de cada empresa, aunque los fondos continuaron depositándose a las operadoras.
Aunque el redireccionamiento de los subsidios no es tarea sencilla, la amplia difusión de la tarjeta SUBE –único medio de pago habilitado para los colectivos del AMBA desde diciembre de 2015 y extendida a las grandes ciudades del Interior– facilita la tarea. La asignación de subsidios se haría, en el caso de corresponder, a los usuarios que tengan la tarjeta registrada y por lo tanto, existencia comprobada e identificable. Dietrich busca sincerar la tarifa plena del servicio y cubrir en todo caso a los grupos de usuarios que más lo precisen.
Desde el gobierno reconocen que “está fuera de discusión que el Estado debe subsidiar el transporte público”, aunque afirman que algunas tarifas, que alcanzan precios “irrisorios” –sobre todo en el ferrocarril– deberán aumentar necesariamente.
El proyecto, en tanto, empalma con la propuesta de una tarifa integrada que permita combinaciones entre distintos modos de transporte, que fue sugerida por el ministro Dietrich en más de una oportunidad. Se trata de esquema que existe en todas las grandes metrópolis del mundo, pero cuya implementación resulta compleja en el escenario actual, en el que conviven tres jurisdicciones distintas con una esquemas y criterios tarifarios muy disímiles entre sí. Por ejemplo, las tarifas por sección de los colectivos (que oscilan entre $3 y $4,70) y de los trenes, donde cada línea se rige por un cuadro tarifario independiente.
La integración tarifaria, que fomentaría la combinación eficiente de distintos medios de transporte, podría sin embargo ser la ocasión para sincerar un aumento de tarifas más extenso que perjudicaría ante todo los viajes cortos y sin combinación.