La empresa municipal de transporte rosarina, MOVI, presentó el quinto coche diésel reconvertido a trolebús.
La unidad, que es la quinta en ser reconvertida, fue develada en un evento oficial organizado por la Municipalidad el pasado fin de semana y se sumará en breve a la flota de trolebuses de la ciudad. En el acto también estuvo presente un antiguo trolebús Fiat Alfa Romeo CGE restaurado.
El proyecto de reconversión de unidades es fruto de un trabajo en conjunto con la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y con empresas locales. La iniciativa apunta a fortalecer la flota eléctrica de la ciudad por una fracción del costo que hubiera implicado comprar unidades cero kilómetro.
A estas cinco unidades reconvertidas se sumarán próximamente otras diez: tal como informó enelSubte, los trabajos para avanzar con este proyecto fueron licitados meses atrás.
Rosario avanza con la reconversión de colectivos diésel a trolebuses
La flota de trolebuses actual, cabe recordar, está compuesta por coches Volvo-Marcopolo-Powertronics de origen brasileño -incorporados en la década de 1990 y recarrozados desde 2011, a excepción del coche 08 que conserva su carrocería original- y por unidades Trolza Megapolis adquiridas a Rusia a mediados de la década pasada.
La incorporación de estas unidades adicionales apunta a reforzar el servicio de la línea K de trolebuses, que conecta el oeste rosarino con la Ciudad Universitaria. Esta línea, cabe recordar, es la única en funcionamiento tras la suspensión del servicio de la línea Q (ver detalle abajo).
La situación de la línea Q
Los coches Trolza funcionaron durante varios años en la línea Q, inaugurada en 2017, que conectaba a la Ciudad Universitaria con la zona sur de Rosario.
Para la puesta en marcha de esta línea, se adquirieron unidades que funcionaban conectadas a la red eléctrica y con batería para circular de forma autónoma. Esto se debe a que gran parte del tramo se realizaba sin catenarias, y el resto del recorrido era compartido con la línea K, donde funcionaba conectada a la red que permitía, a su vez, la recarga de las baterías.
Sin embargo, en 2023, ante recurrentes fallas en las baterías de las unidades rusas, sobre todo en épocas de altas temperaturas, y la imposibilidad de solicitar asistencia técnica al fabricante –cerró sus puertas en 2020– la línea dejó de circular ante la falta de coches. La ausencia de catenarias en el tramo no compartido con la línea K impidió utilizar flota existente para garantizar el servicio, que hasta el día de hoy sigue suspendido y sin perspectivas de volver en el corto plazo.
Las unidades Trolza actualmente funcionan en la línea K sin utilizar las baterías –solamente con la alimentación vía catenaria–, aunque no se encuentran exentas de otros inconvenientes, como el desgaste producido por el mal estado de las calles.
La incorporación de las nuevas unidades reconvertidas permitirá mejorar sensiblemente las prestaciones de la única línea de trolebuses activa en la ciudad. Sin embargo, los esfuerzos puestos en la línea K contrastan con la incertidumbre sobre la línea Q, cuya vuelta parece difícil en el actual contexto.
Por otra parte, los proyectos impulsados por la Municipalidad de Rosario en años anteriores para recuperar dos de las líneas históricas de la red de trolebuses -la M, Rosario Sur – Terminal de Ómnibus, y la I, Plaza Alberdi – Plaza Sarmiento-, parecen haber quedado en el olvido. En aquel entonces, la iniciativa había fracasado por la resistencia del Concejo Deliberante, que se oponía a la toma de deuda para construir la infraestructura y adquirir los vehículos necesarios.
Cabe recordar que en la actualidad sólo Rosario y Córdoba conservan líneas de trolebuses en operación.
Mendoza, que supo tener una de las redes más extensas del país, comenzó en la última década el “cambio de tracción” a ómnibus diésel, e inició los trabajos para desmantelar la infraestructura de catenarias, abandonando definitivamente este medio de transporte.