El Senado de Chile aprobó la pasada semana una polémica resolución que reduce los fondos que el Estado entrega al Metro de Santiago a la mitad, en una reñida votación de 11 votos a 10.
La medida implica que los recursos, en su mayoría destinados a la expansión de las líneas del Metro en la capital trasandina -actualmente se encuentran en obra las nuevas líneas 3 y 6-, de $311.296.200 miles de pesos chilenos a $155.648.100 miles de pesos chilenos.
Tal modificación a la partida del Ministerio de Obras Públicas del Presupuesto 2016 fue propuesta por un grupo de senadores de diversas extracciones políticas -los hay oficialistas y opositores- con perfil “regionalista” (centrados en la defensa de los intereses del interior de Chile). En el debate, algunos de ellos hicieron un llamado a emplear esos recursos en la construcción de hospitales y centros de salud en las otras regiones del país.
El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, explicó que “los fondos contemplados para el tren subterráneo consideran obras que ya están en construcción y que no se pueden cerrar”, por lo que una reducción presupuestaria redundaría en una ralentización del ritmo de expansión de la red.
En tanto, el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Andrés Gómez-Lobo, quien hizo un llamado a la “sensatez” e instó a la Cámara de Diputados a rechazar esta modificación ya que “podría poner en riesgo la construcción de la línea 3 del Metro”. Gómez-Lobo explicó que la propuesta de los senadores regionalistas “se basa en una premisa falsa. En infraestructura de transporte y conectividad se invierte más en regiones que en Santiago”.