No se sabe aún si fue la racionalidad o la perspectiva de tener cerrada la línea más utilizada del Subte en un año electoral lo que hizo que SBASE diera marcha atrás con sus intenciones de ensanchar los andenes de la línea B recortando en 40 centímetros el gálibo de circulación.
A pesar de que Juan Pablo Piccardo había afirmado en mayo pasado que había que “rehacer los andenes” porque “están mal”, para adaptarlos al menor ancho de los CAF 6000, la empresa dio un giro de 180 grados y en lugar de ensanchar las plataformas colocará suplementos plásticos en los laterales de los coches adquiridos a Metro de Madrid.
Así, por primera vez, SBASE retrocede y accede a modificar los trenes en función de la infraestructura y no a la inversa, dando por zanjado uno de los puntos más controvertidos de la operación. No se debió sin embargo a un cambio de rumbo estratégico, sino al resultado de otra imprevisión que se suma a las anteriores.
Inicialmente, la empresa que comanda Piccardo había descartado de plano la posibilidad de equipar a los CAF 6000 con suplementos similares a los que utilizan los actuales Mitsubishi y CAF 5000, que tampoco llegan a utilizar todo el gálibo disponible. Se argumentaba que el sistema de puertas de los coches serie 6000 hacía inviable esa solución, por lo que debían adaptarse los andenes a los coches.
Una consecuencia del ensanche de los andenes hubiera sido tener que retirar los faldones o “polleras” a los Mitsubishi y CAF 5000, que ya no los necesitarían. Allí surgió el inconveniente: SBASE no previó el impedimento que significaba retirarle los suplementos a los viejos coches japoneses, muchos de los cuales deberán seguir en servicio dado que la flota CAF resulta insuficiente para abastecer a la línea.
Según pudo saber este medio, la idea de colocar “polleras” surgió de los mandos intermedios de Metrovías al descubrir que debajo de los faldones de los Mitsubishi corre una cañería con cableado del sistema ATP (Automatic Train Protection), que debía ser reubicado en caso de que se optara por una línea con gálibo de 2,80 metros.
Cañería con cableado del ATP corre por debajo del faldón: al retirarlos, era necesaria su reubicación.
Ante esa situación, Metrovías y SBASE evalaron la posibilidad de reubicar esa instalación de manera que pudieran retirarse los faldones. El costo de ese trabajo iría a engrosar aún más los de por sí ya elevados costos que implica la puesta en marcha de los CAF 6000.
[quote_box_left]Piccardo dio el visto bueno a la idea de colocar faldones a los CAF 6000, posiblemente orientado por exigencias del jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta. El escándalo por las obras de la línea B se ha convertido en un dolor de cabeza para la dirección de SBASE.[/quote_box_left]
Fuentes confirmaron a este medio que Subterráneos parecía encaminarse a su realización cuando irrumpió la imprevista idea de las polleras. La idea ocasionó cierta molestia en los círculos directivos de Metrovías y aún de SBASE, pero fue bien recibida al llegar a oídos de Piccardo.
Tal es así que el propio presidente de Subterráneos visitó en persona el Taller Rancagua para entrevistarse con los técnicos que diseñaron y fabricaron un prototipo de los faldones, que contempla la apertura exterior de las puertas de los coches serie 6000.
Marcas de fibrón en la parte baja de la carrocería de los CAF 6000: tomando medidas para los faldones.
Piccardo dio el visto bueno a la idea, posiblemente orientado por exigencias del jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta. Es que la controversia en torno a las obras de la línea B se ha convertido en un dolor de cabeza para la actual gestión de SBASE y amenaza con contaminar a otras reparticiones del Gobierno, por lo que la administración apuesta ahora a contener los daños que el escándalo pueda ocasionar.
Con la colocación de las “polleras” a los CAF 6000 la Ciudad no sólo se ahorrará el dinero de la reubicación del cableado de los Mitsubishi, sino también evitará el problema político que suponía el hecho de tener que cerrar la línea por un tiempo prolongado para ensanchar los andenes y retirar los suplementos de la flota actual, pese a que SBASE desmintió a este medio el cierre de la línea en un futuro.
Parece que el argumento más racional y sólido para oponerse al angostamiento del gálibo —la capacidad de transporte potencial— no fue tomado en cuenta por SBASE. Pero aun así, y quizás involuntariamente, la línea B se acaba de salvar de una mutilación.