El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio (Demócrata), anunció esta semana que impulsará la creación de un impuesto especial a las grandes fortunas para financiar obras de mantenimiento del metro de esa ciudad.
En concreto, la propuesta consiste en aumentar el gravamen sobre la renta de un 3,9% que se paga actualmente a un 4,4% para las parejas casadas que ganen más de un millón de dólares por año y a los individuos que ganen más de 500 mil anualmente. La medida afectaría a entre 30 mil y 35 mil personas, el 1% de los que pagan impuestos en Nueva York, y generaría una recaudación de aproximadamente 800 millones de dólares al año.
La iniciativa del alcalde neoyorquino, que requeriría la aprobación de la legislatura del Estado, llega en un momento en que recrudecen los reclamos de los usuarios por el deterioro de la calidad de servicio de la red, una de las más grandes del mundo y que presta servicio las 24 horas del día. A su vez, el nuevo impuesto ayudaría a financiar una de las propuestas estrella de De Blasio: una especie de tarifa social consistente en tarjetas a mitad de precio para los neoyorquinos más pobres.
El presidente de la Autoridad Metropolitana de Transporte de Nueva York (MTA, operadora estatal del servicio), Joseph Lhota (Republicano), que perdió la elección por la alcaldía contra De Blasio en 2013, reclamó un pronto acuerdo para encontrar financiamiento inmediato para la red de metro independientemente de la propuesta: “No hay dudas acerca de la necesidad de un financiamiento constante a largo plazo, pero las reparaciones de emergencia de los trenes no pueden esperar a lo que decida o no la legislatura estatal el año próximo”, dijo Lhota.