Un trabajo efectuado por la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid descubrió que la empresa Metro de Madrid, que opera la red de subtes de la capital española, sabía que sus trenes contenían asbestos desde, por lo menos, 1991.
El informe, que será presentado ante la Asamblea este viernes y al que tuvo acceso el diario español El País, asegura que Metro conocía la presencia de dicho mineral altamente cancerígeno desde hace 28 años cuando sostenía que lo habían descubierto en varios modelos de trenes -incluidos los CAF 5000 vendidos a Buenos Aires para la línea B- recién en 2003.
En ese sentido, la comisión constató que Metro sabía que los trenes CAF 5000 enviados a Buenos Aires a partir de 2011 contenían este peligroso material, que fue detectado luego de que se realizara una pesquisa sobre la flota -ya retirada del servicio de la línea B– a partir del estallido del escándalo en España en febrero de 2018. Desde 2001, tanto en España como en Argentina está prohibida la fabricación, comercialización e importación de todo tipo de elemento que contenga amianto.
En diciembre de 2018, el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y el expresidente de Subterráneos de Buenos Aires, Juan Pablo Piccardo, entre otros funcionarios, fueron denunciados penalmente ante la Justicia federal por dicha operación.
Se confirmaría asi la denuncia efectuada por los sindicatos españoles que apuntaban a que la empresa ocultaba esta información -que entregó a los gremios recién en 2017- y ponía, así, en serio riesgo la salud de los empleados al no protegerlos de exponerse al asbesto. A la fecha Metro ha reconocido cinco casos de trabajadores enfermos de asbestosis, el tipo de cáncer provocado por el amianto, de los que ya dos han fallecido.
La primera mención detectada por las autoridades en relación a Metro y al asbesto data de octubre de 1991, cuando el sindicato Comisiones Obreras presentó una denuncia sobre la presencia de este material en unas planchas que se encontraban en almacenes de la empresa. “El descubrimiento ha sido puramente circunstancial”, denunciaba entonces el sindicato, “y en ningún momento la empresa nos ha informado de la existencia del material”. La denuncia recordaba que el amianto ya estaba considerado como un material tóxico desde que el Reglamento sobre Trabajos con Riesgo de Amianto se había aprobado en 1984.
En abril de 1992, la diputada del Partido Popular (PP) María Teresa de Lara Carbó elevó la denuncia sindical a la Asamblea de Madrid. Sin embargo, el director de la Agencia de Medio Ambiente de entonces, Francisco Cadarso, la desestimó al argumentar que si bien los trabajadores habían estado expuestos al polvo de asbesto, las concentraciones detectadas se encontraban “por debajo de los límites legales”.
El informe de la Asamblea recoge también el testimonio brindado por Ildefonso de Matías, director de Proyectos y Obras de Metro de 1993 a 2003 y gerente de la compañía desde entonces hasta 2011. De Matías, que había ingresado a la empresa en 1989, aseguró que Metro “conocía la existencia de amianto en las instalaciones” ya desde ese año. En 2003, un informe de la gerencia de Prevención Laboral de Metro de Madrid había señalado que “no se dio importancia a la situación ni se valoró el peligro a pesar de que toda la organización de la empresa, las gerencias y la dirección estaban informadas de la presencia de este material cancerígeno”.