Cristina Fernández de Kirchner tenía previsto viajar el 22 de enero a China, en la que sería su primera visita al país asiático como presidente, en el marco de la estratégica relación comercial que mantiene la Argentina desde los años 70. La presidente iba a estar acompañada por una comitiva formada por empresarios, legisladores y sindicalistas con el objetivo de gestionar inversiones chinas en la red ferroviaria nacional que están contempladas desde la visita del presidente chino, Hu Jintao, a Buenos Aires en noviembre de 2004.
Entre las obras a tratar con empresarios y autoridades chinas, valuadas en 3000 millones de dólares con financiamiento a diez años, están la compra de 90 locomotoras y 500 coches de pasajeros y vagones de carga para los ferrocarriles administrados por UGOFE (San Martín, Roca y Belgrano Sur) y las líneas de carga del Interior, la recuperación de 1600 kilómetros de vias -con prioridad para los ramales locales que unen la Capital con el conurbano bonaerense-, el tendido de un ramal al Aeropuerto de Ezeiza -según el proyecto, sería una continuación en superficie de la línea E a partir de Plaza de los Virreyes- y la construcción del primer sistema de Subtes fuera de Buenos Aires en una ciudad aún no revelada oficialmente. Sin embargo, se especula con que la elegida será Córdoba: allí gobierna el peronismo y, además, desde la Municipalidad local han divulgado que hay empresas chinas interesadas en construir el subte cordobés.
Estas inversiones tienen un fuerte impacto político. Por un lado, el Gobierno nacional busca mostrarse activo en la que fue la principal promesa, y el mayor fracaso, de la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires: la construcción de subtes. Tras dos años de conflictos por el financiamiento, la intervención de SBASE y la detención de las obras en marcha tras los recortes presupuestarios, finalmente el macrismo logró desvincularse del pacto de Responsabilidad Fiscal y tomar fondos sin permiso nacional. Sin embargo, el kirchnerismo avanza rápidamente con la extensión de la línea E a Retiro desde mediados de 2009 y se espera esté operativa para mediados de 2012.
Por otro lado, el Gobierno nacional apuesta a quitarle votos a Proyecto Sur, cuyo referente principal es el cineaste Farnando “Pino” Solanas, que tiene como una de sus principales banderas la reconstrucción del ferrocarril. Así, buscarán disputarle a Solanas el protagonismo que ha ganado al plantear un tema tan caro al electorado nacional, en el que suele criticar con dureza la política ferroviaria de las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner.
En lo que hace al financiamiento, el director ejecutivo de la Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio Argentino-China, Ernesto Fernández Taboada, explicó que en 2006 “se firmó el primer convenio internacional para la compra de material para la línea San Martín por U$S 125 millones, y el año pasado se firmó el acuerdo de financiación para todo el proyecto”. Según trascendió, la financiación será por el 85% de la inversión total, con un plazo de diez años para el repago y con hasta dos años de gracia. Los créditos para la compra de material chino –no quedó claro todavía si se adquirirán locomotoras y coches nuevos o reacondicionados– serán otorgados por la banca pública de ese país.
China es el segundo mercado para los productos agrícolas e industriales argentinos, y se estima que el comercio bilateral ronda los 13.000 millones de dólares anuales.
La crisis del Banco Central podría hacer peligrar el viaje
En los últimos días, sonaron insistentes rumores que apuntan a que la crisis institucional que estalló en el Banco Central a partir de la constitución del Fondo del Bicentenario y la remoción de Martín Redrado mediante sendos Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), podrían obligar a la presidente a suspender el viaje. Los que abogan porque Cristina Fernández de Kirchner se quede en Buenos Aires sostienen que si la Justicia aceptara la apelación del Gobierno contra el recurso de amparo presentado por Redrado para permanecer en el cargo mientras Fernández de Kirchner esté en China, la presidente no podría presentarlo como una victoria personal. Los que sostienen que el viaje debe llevarse a cabo independientemente de lo que ocurra en el BCRA sostienen que la visita presidencial a China es de una extrema importancia para el país.
Sin embargo, Cristina sí podría evitar ir a Bolivia para la asunción del segundo mandato de Evo Morales el 22 de enero para partir directamente hacia Oriente. En su lugar, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández asistiría a la ceremonia mientras el vicepresidente, Julio Cobos, queda temporalmente a cargo de la Presidencia de la Nación. Sin embargo, la presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, anunció el martes que no viajará a China en medio de la grave crisis institucional desatada por la constitución del Fondo del Bicentenario y la remoción de Martín Redrado mediante Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU). Desde que estalló el conflicto por las reservas, el kirchnerismo ha denunciado una conspiración montada por el vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, junto al Grupo Clarín y a Redrado. En este sentido, la presidente expresó que no viajará a China para evitar que Cobos quede a cargo de la Presidencia de la Nación. “Esto me obliga a estar más de diez días afuera del país, un lapso demasiado grande sobretodo cuando quien ejerce la Vicepresidencia del país no cumple el rol que le impone la Constitución y no sólo se ha convertido en líder de la oposición, sino que se opone y obstruye a medidas que son resorte de la Presidenta”, acusó la mandataria. “Si otros no ejercen su rol con responsabilidad, yo sí lo debo hacer. Cualquier ciudadano puede disentir con las políticas del Ejecutivo, pero no en el lugar de la Vicepresidencia porque la Constitución le asigna un rol muy claro y contundente”, dijo en referencia a Cobos. Se desconoce si la gira a China, que había sido calificada como “estratégica” desde el Gobierno, se efectuará más adelante.