En diciembre comenzará a funcionar un servicio ferroviario de alta velocidad ICE (Intercity Express) entre París y Berlín.
Según comunicó la operadora estatal alemana Deutsche Bahn (DB), los pasajes se lanzarán a la venta en octubre y la administración del servicio será en conjunto con la empresa pública francesa SNCF Voyageurs.
La conexión entre ambas capitales no requerirá combinaciones y se sumará a otros servicios de alta velocidad ya existentes entre ambos países, como el servicio Fráncfort del Meno – París.
En cuanto a los horarios, los trenes partirán desde la estación central de Berlín a las 11:54 y llegarán a París a las 19:55. En sentido inverso, la partida será a las 9:55, y la llegada a las 18:03.
Si bien se trata del primer servicio de alta velocidad directo entre ambas ciudades, no es el único tren que corre entre las capitales de ambos países: meses atrás había vuelto a funcionar el tren nocturno París – Berlín, que circula a velocidades convencionales.
Renacer de los trenes nocturnos en Europa: volvió el servicio París – Berlín
Deutsche Bahn apuesta fuertemente a la expansión de los servicios de alta velocidad. Para ello, el año pasado la firma compró 73 nuevos trenes, invirtiendo más de 2000 millones de euros.
Una de las cuestiones que se destacan en estos servicios es la posibilidad de conectar las áreas centrales de las ciudades, evitando desplazamientos hacia la periferia, donde se ubican los aeropuertos.
Francia prohibe los vuelos cortos que se superpongan con servicios ferroviarios
Por otro lado, en todo el continente europeo tiene un fuerte peso la variable ambiental, donde el ferrocarril tiene una gran ventaja en comparación con el avión. En Suecia surgió el concepto de flygskam (vergüenza de volar), que es usado para animar a la gente a dejar de viajar en avión -siempre que exista la posibilidad de un viaje de reemplazo en tren- con el fin de evitar las elevadas emisiones de CO2 asociadas a ese modo de transporte.
Varios parlamentos nacionales, como en los Países Bajos, Francia y España, discuten alternativas para desalentar los viajes aéreos frente a alternativas de movilidad más sustentables, como el ferrocarril. Estas van desde la posibilidad de imponer tasas ambientales a las aerolíneas hasta prohibir determinadas rutas aéreas de corta extensión, medida que adoptó el gobierno francés.
El ferrocarril de larga distancia, tanto en sus servicios de alta velocidad como nocturnos, vienen expandiéndose notablemente en toda Europa en los últimos años.
La situación ofrece un contraste significativo con la Argentina, donde los trenes de larga distancia se encuentran en un creciente estado de deterioro: no hay incorporación de nuevo material rodante desde hace más de 10 años, algunos servicios dejaron de circular (como Plaza Constitución – Bahía Blanca), los corredores más competitivos poseen una muy pobre oferta y no hay previsión de inversiones de magnitud en el mediano plazo.
