Las negociaciones entre el oficialismo y el randazzismo reveladas por enelSubte, que se habían activado tras la derrota electoral del Gobierno en las elecciones legislativas bonaerenses del pasado domingo 7, fracasaron rotundamente.
No solo no hubo acuerdo para que dirigentes vinculados al exministro de Transporte recuperaran espacios de poder en las empresas ferroviarias, sino que los cuadros que habían logrado permanecer en puestos gerenciales comenzaron a ser purgados esta misma semana, especialmente en Trenes Argentinos Operaciones (SOFSA).
enelSubte pudo saber que dentro de la empresa existe un tenso clima y se vive una “interna feroz” entre el randazzismo residual -cuadros técnicos y mandos medios que ingresaron a la empresa en tiempos del exministro- y los funcionarios mendocinos, que desembarcaron tras la llegada del actual presidente, Gerardo Boschin, y que responden al secretario de Transporte, Luis Pierrini, y al ministro de Economía, Luis Caputo.
“Hay un enorme malestar, porque han limpiado de la noche a la mañana a mucha gente con trayectoria dentro de Trenes. Estamos hablando de gente que ha atravesado varias gestiones”, dijo una fuente interna de la empresa bajo estricta reserva.
La purga alcanza al momento a una decena de funcionarios de mediano rango, aunque no se descarta que la lista se haga más extensa con el correr de las horas. Aunque los motivos de la depuración son principalmente políticos, también se vinculan con el hecho de que el Gobierno percibe que la continuidad en espacios de decisión de funcionarios de perfil “técnico” podría devenir en un obstáculo para los planes de privatización de la empresa, que viene notoriamente más demorada que la de Trenes Argentinos Cargas, formalmente ya iniciada.
Tal como explicó este medio, la propia privatización de Trenes Argentinos Operaciones (SOFSA) es objeto de una fuerte interna entre los ministros Luis Caputo y Federico Sturzenegger, quien acusa al primero de demorar activamente el proceso. La remoción de estos funcionarios no sería más que un nuevo capítulo en la puja de poder entre ambos, con los trenes de pasajeros como una víctima colateral.