El gobierno nacional dio un paso más en la recreación de Ferrocarriles Argentinos a través de un decreto aparecido hoy en el Boletín Oficial con el número 428/2015 que dispone dos medidas complementarias del proyecto de ley enviado al Congreso.
Por un lado se dispone la fusión de la Administradora de Recursos Humanos Ferroviarios (ARHF) en la actual Operadora Ferroviaria del Estado (SOFSE), que una vez aprobada la ley se convertirá en la división de transporte de pasajeros de Ferrocarriles Argentinos. La ARHF había sido la encargada de pagar los sueldos de los trabajadores ferroviarios desde la caída de las concesiones de Metropolitano y la creación de la UGOFE. Como recuerda el decreto en sus considerandos, luego absorbió al personal de la concesionaria del Tren de la Costa y finalmente al de las líneas que operaba TBA cuando pasaron a la UGOMS.
Su existencia separada de la SOFSE se debe a que es preexistente: si bien el Estado no reasumió hasta años más tarde la prestación del servicio, ya desde la caída de la concesión del San Martín en 2004 se había hecho cargo del personal de la línea. Fue engrosando su nómina hasta convertirse en una dependencia dedicada a la gestión de personal, lo que motivó que en junio de 2013 fuera convertida en ARHF —al igual que las otras empresas, en 2014 comenzó a usar el nombre de fantasía de Trenes Argentinos Recursos Humanos—. Al mismo tiempo la SOFSE comenzó a hacerse cargo directamente de las líneas metropolitanas, arrastrando la división entre empleadora formal y real del contexto de las UGO.
Con la reforma publicada hoy se normaliza esa situación y los trabajadores que se desempeñan en servicios de la Operadora Ferroviaria del Estado pasarán a depender directamente de ella. Los trabajadores de Belgrano Cargas y Logística ya dependían directamente de la empresa, al igual que el personal de la ADIF.
La ARHF tiene una historia peculiar. Había sido creada en 1993 con un nombre completamente distinto, Ferrocarril General Belgrano SA (FGBSA), para operar los servicios de carga de la línea Belgrano, que se había intentado privatizar sin éxito. Recién en 1999, a poco de terminar el gobierno de Carlos Menem, se entregó en concesión a la Unión Ferroviaria a través de la sociedad Belgrano Cargas SA (BCSA). La FGBSA original se mantuvo como empresa residual hasta que, como única y última empresa ferroviaria del Estado, fue utilizada en 2004 para el pago de salarios del San Martín. Ese mismo año sumaría al personal del Centro Nacional de Capacitación Ferroviaria (CENACAF) y en años posteriores a los trabajadores de las demás líneas revertidas al Estado.
Pero hay otro dato de color interesante: la Administradora de Recursos Humanos Ferroviarios es la única de las empresas ferroviarias del Estado que tiene continuidad histórica directa con la vieja Ferrocarriles Argentinos. FGBSA fue creada como llana escisión de la Gerencia de Línea General Belgrano de FA, o más bien de lo que quedaba de ella una vez cancelados todos los servicios de pasajeros. Y en 2004 se le asignó además la función de custodiar el archivo de documentación de Ferrocarriles Argentinos y FEMESA. Aunque más no sea una coincidencia anecdótica y las empresas no sepan de linajes, con la fusión la nueva Ferrocarriles Argentinos absorberá una sociedad que fue escindida de la antigua Ferrocarriles Argentinos. Y que, como la FA original fue liquidada y disuelta, era lo único que quedaba de ella.
Finalmente, el decreto instruye al Ministerio del Interior y Transporte a proponer en un plazo de 30 días otro decreto para adecuar a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) a la nueva realidad ferroviaria y permitir así que siga existiendo un organismo de control. Como bien dice el texto, las normas que regulan las competencias de la CNRT “hacen referencia a la operación del servicio a cargo de empresas concesionarias y no a cargo de operadores estatales”. Señal de época, la normativa de la CNRT ni siquiera preveía la posibilidad de que el Estado volviera algún día a operar servicios ferroviarios. Como diría Juan Pablo Piccardo, está mal y hay que rehacerla.