Entre enero y agosto de este año el Subte transportó 42.355.673 pasajeros pagos, un 80% menos que en igual período de 2019.
El análisis de los datos sugiere que la recuperación de pasajeros por parte de la red subterránea se está revelando más lenta y trabajosa que la de otros modos de transporte, luego del cimbronazo que significó el impacto de la pandemia y el ASPO durante 2020.
De acuerdo con estadísticas oficiales, en el transporte público en el AMBA en general ya viajan 7 de cada 10 pasajeros en comparación con la prepandemia. En el Subte, en cambio, esa cifra se reduce a sólo 3 de cada 10, considerando los pasajeros pagos transportados del último mes (el mejor registro de los últimos ocho meses) en comparación a agosto de 2019.
El impacto es relativamente uniforme en todas las líneas, aunque la línea H y el Premetro aguantan un poco mejor la caída y, a pesar del golpe, son las que menos pasajeros han perdido en comparación a 2019.
A pesar de que estas cifras son exiguas, una mirada a las estadísticas mensuales de pasajeros pagos transportados de los últimos ocho meses permite hacer un análisis más detallado.
Siempre en comparación con 2019, la cantidad de usuarios creció lentamente de enero a marzo, pero el proceso se frenó en abril y mayo, coincidiendo con la segunda ola de la pandemia y el cierre de más estaciones que rigió desde el 1° de mayo.
A partir de junio se retomó la tendencia al crecimiento, con fuertes recuperaciones en julio y agosto, reflejando la mejora de la situación sanitaria en la Ciudad y el impacto de la reapertura de estaciones: 15 fueron rehabilitadas en la semana del 12 de julio y otras 11 fueron reabiertas el 17 de agosto. Las últimas diez estaciones rehabilitadas lo fueron recién el 7 de septiembre, por lo que el impacto de estas reaperturas podrá conocerse recién al finalizar el mes actualmente en curso.
Además de la reapertura de estaciones, en agosto también tuvo lugar una medida de impacto: el fin de la exclusividad del uso del transporte público para trabajadores esenciales, que también alcanzó al Subte.
En función de esto, de la mejora sanitaria y del crecimiento que venía registrándose en los meses previos, en agosto también se amplió la capacidad máxima de pasajeros por coche de Subte, que pasaron a poder circular con todos sus asientos completos y con hasta 40 pasajeros parados, en lugar de los 15 autorizados hasta ese momento.
La lentitud en la recuperación del uso del Subte en comparación a otros modos de transporte puede atribuirse a una multiplicidad de causas, que van desde el poder adquisitivo de los corredores servidos -y la posibilidad de optar por otras alternativas con la que cuentan estos usuarios- hasta el factor psicológico del temor al contagio -riesgo machacado hasta el extremo durante el año pasado- al tratarse de un sistema que transmite una sensación de encierro y menor ventilación que otros que circulan por superficie.
En este sentido, las autoridades porteñas hicieron saber su preocupación por el crecimiento del uso del automóvil particular en la Ciudad -pasó de representar el 22% de los viajes internos en 2019 al 36% en 2020- y por la posibilidad de que el patrón se mantenga a futuro por el miedo al contagio.