Sin lugar a dudas, el escenario que atraviesa el servicio de transporte subterráneo en los últimos 11 meses desde iniciado el conflicto del traspaso, es uno de los peores de su casi centenaria historia.
En noviembre de 2011, cuando se anunció la concreción de la adeudada transferencia del control y fiscalización de la operación del servicio subterráneo a la órbita de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -pendiente desde 1999 por el decreto 373 de Carlos Saúl Menem- que el Subte y sus pasajeros sufren de un conflicto que recrudeció en las últimas semanas.
En el primer paro por reclamo salarial ocurrido dos meses atrás, Nación y Ciudad lograron acordar con los Delegados de realizar un cuarto intermedio hasta agosto, mientras se resolvía el conflicto del traspaso. Esto no ocurrió. Llegó agosto y los Delegados decidieron no realizar ninguna prórroga en sus reclamos salariales.
Reclaman un incremento en su salario producto de la falta de negociación paritaria establecida para principios de este año. El último incremento de sueldos fue en enero de 2011, cuando el Subte aún dependía de Nación.
En este marco de conflicto, la UTA decidió suspender su paro anunciado para lunes y martes de esta semana, pero los Metrodelegados agrupados en la AGTSyP decidieron extender el paro iniciado el viernes pasado a las 9 de la noche, vigente hasta el momento.
De esta forma, según la concesionaria Metrovías, se acaba de convertir en el paro más extenso de las últimas 2 décadas. Lo siguen dos paros de cuatro días realizados por los Metrodelegados cuando aún no poseían la personería jurídica que hoy los agrupa en la AGTSyP. Uno fue en reclamo por la incorporación de los tercerizados al plantel permanente de empleados de Metrovías en el año 2005, y el otro fue cuando se reclamó por la jornada laboral de 6 horas y la declaración de trabajo insalubre, en 2003 durante el gobierno de Aníbal Ibarra.