Gracias a la denuncia de un lector, enelSubte.com pudo constatar que una formación Fiat Materfer de la línea D sufrió un cortocircuito llegando a la estación Ministro Carranza. Inmediatamente, los pasajeros fueron evacuados en medio de un denso humo y olor a cables quemados.
Los coches Materfer, de fabricación nacional, fueron diseñados por Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) como modelo de coche único para la red cuando era su operadora. Las primeras duplas entraron en circulación en junio de 1980 en la línea E, que entonces terminaba en la estación José María Moreno, y se terminaron de incorporar a principios de los ’90. Las inundaciones que sufrió la línea D en enero de 1984 y mayo de 1985, que inutilizaron gran parte de la flota de coches Siemens O&K que prestaban servicio allí, forzó a SBASE a trasladar a estos coches al “subte de Palermo”. Allí prestaron servicio en forma exclusiva hasta que el paulatino ingreso de las formaciones Alstom a partir de 2001 los fueron desplazando.
Hoy, dos de ellos refuerzan el servicio de la línea A tras la inauguración de Puán y Carabobo debido a que fueron diseñados para funcionar tanto con los 1100 VCC de dicha línea ó los 1500 VCC del resto de la red. Antes de su ingreso a la línea A fueron sometidos a mantenimiento profundo y trabajos de chapa y pintura en el Taller Polvorín: esto hace que los pasajeros que los toman en la A indiquen que allí son más silenciosos y confortables que cuando estaban en la D. Los que quedaron en la línea verde, en cambio, aun portan el esquema de colores que SBASE les aplicó en los ’80; según los trabajadores, presentan serias falencias en su funcionamiento debido a que Metrovías no los somete a mantenimiento profundo de acuerdo al kilometraje estipulado por el fabricante.
En los últimos años han presentado serios problemas eléctricos: la elevada devolución de energía no utilizada por los coches Alstom hacia la catenaria provoca picos de tensión que quemaron varios motores de los coches Materfer. Asi, una combinación de pésimo mantenimiento y mala planificación del material rodante de parte de la concesionaria pone nuevamente en riesgo la seguridad de los pasajeros y la eficiente prestación del servicio de subterráneos.