La prohibición de fumar en la red de subterráneos es de público conocimiento. Los letreros informativos a tal efecto se distribuyen en todas las líneas e incluso dentro de los coches. Sin embargo, muchos pasajeros desoyen esta ordenanza municipal y fuman en andenes, principalmente.
Si bien en el Subte porteño estuvo permitido fumar sólo en andenes y pasillos, a fines de la década del 80 la restricción alcanzó todos los espacios de la red; medida impulsada tras la explosión de la escalera mecánica de la estación King’s Cross en el año 1987, detonado por una colilla de cigarrillo. El Subte adhirió a la ola de prohibiciones de fumar en todos los metros del mundo tras la tragedia de Underground de Londres.
El 18 de noviembre de 1987 la estación sufrió un grave incendio, cuando una cerilla cayó en la sala de máquinas de una escalera mecánica. El incendio inicial, debido a un efecto conocido como “trinchera” desconocido por entonces, provocó una explosión en el interior de la estación en la que fallecieron 31 personas. Los enormes daños materiales hicieron necesario un año para la reparación de la estación, que no fue completamente reabierta hasta el 5 de mayo de 1989.
enelSubte.com ha recibido múltiples denuncias de pasajeros en los últimos años sobre la falta de accionar de personal de Metrovías e incluso personal policial sobre las personas que violan la prohibición. Algunas denuncias también hablan de la violación de restricción por parte de varios empleados de la empresa.
Un empleado que optó por la reserva de su identidad ha denunciado a Metrovías por inacción ante estos hechos: “El flagelo del tabaco afecta a todos, no sólo a los fumadores activos. A trabajadores y miles de pasajeros que diariamente se exponen en un entorno de aire viciado que ya posee poca ventilación” argumentó el motorman que trabaja para Metrovías hace 18 años.
La denuncia también hace hincapié en los posibles accidentes que se podrían provocar al violar esta norma: “Muchos empleados fuman en las cabinas de los trenes, que son pequeñas y algunas poseen materiales que no son ignífugos. El humo, además de manchar paredes y tapizados, y ensuciar nuestra área de trabajo, inevitablemente se extiende hacia el salón de pasajeros”.