A 48 horas de la paliza electoral sufrida por La Libertad Avanza a manos del peronismo en las elecciones legislativas de la Provincia de Buenos Aires, el diagnóstico del oficialismo es que el resultado fue producto no de la política económica ni de las ideas del Gobierno sino de problemas de “armado”, por lo que prioriza reactivar el esquema de cooptación de dirigentes que le permitan ampliar el apoyo de sus reformas.
Entre los cambios que se analizan por estas horas, según publicó este martes La Política Online, está la posibilidad de retomar un acuerdo con el espacio peronista no kirchnerista que representan dirigentes como Juan Schiaretti o Florencio Randazzo.
Según pudo saber enelSubte, el acuerdo incluiría la posibilidad de que el exministro de Transporte recupere espacios de poder dentro del gobierno, especialmente en el sector ferroviario, con el posible retorno de funcionarios vinculados al randazzismo en Trenes Argentinos Operaciones (SOFSA) y Trenes Argentinos Infraestructura (ADIF).
Tal como explicó este medio, ambas empresas estuvieron desde mediados del año pasado y hasta hace pocos meses bajo el control de funcionarios de carrera, de perfil técnico –si no de origen, al menos por los años que llevaban dentro de la estructura– y cercanos al exministro.
A fines de mayo pasado, ambos fueron sustituidos por nuevas autoridades, mendocinos de muy bajo perfil vinculados al actual secretario de Transporte, Luis Pierrini –también mendocino y discreto, que sustituyó a otro de origen schiarettista–, y alineados con el ministro de Economía, Luis Caputo, de quien depende el área.
Con el correr de los meses, la gestión de estos funcionarios se vio empañada por el notable enfriamiento de la Emergencia Ferroviaria –revelado en exclusiva por enelSubte–, que había mantenido relativamente a flote al sector ferroviario en un contexto de parálisis del gasto público. En las últimas semanas, el enfriamiento se hizo aún más evidente, con la cancelación de licitaciones en trámite, la pausa de proyectos que incluso habían sido incorporados en la Emergencia, y el resurgimiento de problemas operativos en corredores de larga distancia, amén de la extensión del clima a Trenes Argentinos Cargas.
Peligra la relicitación de las nuevas triplas diésel para servicios suburbanos
Incluso, no se descarta que la política de cancelación de servicios por goteo, que castiga especialmente al interior bonaerense, pueda haber tenido alguna incidencia –aunque, desde ya, meramente acumulativs- en el resultado electoral en esa región, históricamente poco proclive al peronismo.
Tal como explicó este medio, cinco de los ocho ramales cerrados desde diciembre de 2023 fueron en esa región. A estos se suma la prolongada suspensión del tren a Olavarría y Bahía Blanca, otro servicio netamente bonaerense, que dejó de circular en 2023 y no tiene fecha de retorno, y los problemas que afectan a los servicios de la línea Mitre en el populoso corredor que va de Buenos Aires a Rosario.
En un año y medio, Trenes Argentinos ya lleva eliminados ocho servicios de pasajeros
A estos problemas de corte operativo y de gestión se suman los enredos vinculados a la privatización de los servicios de pasajeros que opera Trenes Argentinos (SOFSA).
Tal como explicó enelSubte, el cambio de funcionarios ocurrido a fines de mayo no solo tenía como objetivo contener el gasto en el sector sino también acelerar un proceso de privatización que se advertía demasiado lento en comparación con el de Trenes Argentinos Cargas, más avanzado y con plazos definidos.
Según pudo saber este medio, el asunto viene siendo objeto de una fuerte interna en el Gobierno.
Semanas atrás circuló una versión periodística de que el Gobierno había abandonado o al menos puesto en pausa la idea de privatizar la empresa por falta de interesados, con el argumento de que el servicio de pasajeros “no es rentable para el privado”. Diversos medios y comunicadores se hicieron eco de la versión, e incluso algunos opositores a la privatización salieron a festejar como un triunfo la supuesta decisión.
Pero en realidad se trataba de una operación de prensa impulsada desde el entorno del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, mediante la que se buscaba exponer ante el Presidente al ministro Caputo por su presunta ineficiencia en la privatización de SOFSA. Lejos de ser la toma de sensatez que algunos celebraron, era lo contrario: una expresión de la interna porque el negocio no avanza lo suficientemente rápido. La desmentida oficial, de hecho, vino desde Transporte, que negó todo: “La privatización no se detiene. La noticia que circuló es falsa”, dijeron desde la cartera.
Lo cierto es que, más allá de las versiones cruzadas, el proceso de privatización de Trenes Argentinos Operaciones está hoy por hoy empantanado. En eso, Sturzenegger tenía razón.
De hecho, en su reciente informe al Congreso, el jefe de Gabinete Guillermo Francos respondió ante la consulta de un diputado que “aún no se ha efectuado la convocatoria para la privatización de los servicios” de SOFSA y que todavía no se ha completado la elaboración del informe circunstanciado requerido para poder avanzar con el trámite. A la fecha, asegura Francos, “no existen oferentes en dicho procedimiento [y] tampoco se tiene conocimiento de la formalización de iniciativas privadas […] para la operación de dichos servicios”.
El Gobierno ha entrado en modo de control de daños de cara a las elecciones legislativas nacionales de octubre. Los alcances de esa revisión aún están por verse, pero al menos por estas horas, dos cosas son ciertas: el Presidente no piensa cambiar el rumbo –lo ha dicho públicamente la misma noche en que aceptó la derrota en Buenos Aires– pero sí considera que debe volver a seducir dirigentes para su proyecto.
Queda por verse si el exministro Randazzo, que quiso construir una carrera política a caballo de la inversión estatal en los ferrocarriles, volverá a prestar sus servicios a un proyecto diametralmente opuesto. Difícilmente un acuerdo de dirigentes o un simple cambio de nombres se traduzca en un cambio real si no viene acompañado de una nueva agenda para el ferrocarril, una materia en la que los postulados libertarios chocan cada vez más con la realidad.