La escasez de pasajeros que utilizan el tren diario entre Buenos Aires y Rosario es objeto de preocupación desde que el servicio se puso en marcha el pasado 1° de marzo. Tras casi cinco meses de operación ininterrumpida, sólo unas 40 o 50 personas utilizan el servicio en los días hábiles, aunque esta cifra repunta significativamente los fines de semana.
Pese a su confiabilidad y regularidad -desde marzo se interrumpió un sólo día por problemas con una locomotora- y a que la Operadora Ferroviaria no vende ya pasajes a Rosario en los trenes a Córdoba y Tucumán, obligando a los pasajeros con destino a esa ciudad a abordar el Rosarino, el público del servicio no repunta.
La mala performance del nuevo Rosarino contrasta con la del también diario tren a Mar del Plata o incluso del semanal a General Pico, en La Pampa, servicios que gozan de amplia aceptación y muy buenos niveles de ocupación. El prinicipal problema no parece ser la ausencia de demanda del corredor, sino los poco competitivos tiempos de viaje que ofrece: hoy día el convoy tarda seis horas y media en unir Retiro con la flamante estación Rosario Sur, duración que no ha variado desde que se implementó el servicio.
La causa de que el viaje se extienda tanto obedece a que aun no están finalizadas las obras de renovación de vías y existen grandes tramos precaucionados, lo que obliga a circular a baja velocidad. El propio Ministro del Interior y Transporte admitió la situación la semana pasada y afirmó que hubo retrasos en los plazos de ejecución de la obra, ya que se había prometido que los tiempos de viaje irían disminuyendo con el correr de los meses hasta alcanzar menos de cuatro horas.
Los horarios también disuaden al público: con una única frecuencia diaria, que parte de Retiro Mitre pasadas las 16 horas y llega a Rosario Sur a las 22:35 -donde un colectivo diferencial conduce a los pasajeros hasta la zona céntrica de esa ciudad-, enfrenta la competencia feroz del transporte automotor. En sentido inverso se da una situación análoga: el tren parte de Rosario Sur a las 0:26, llegando a Retiro Mitre minutos antes de las 7. Es decir, realiza todo el viaje en la noche y no ofrece camarote, como sí lo hacen el tren a La Pampa y el futuro servicio a Bahía Blanca.
En tanto, el presidente de ADIF, Ariel Franetovich, prometió recientemente que a partir de octubre comenzarán a sentirse las mejoras y que recién para el año próximo el tren comenzará a tardar de “tres horas y media a cuatro horas”, circulando a una máxima de 160 kilómetros por hora, que es lo que permite el nuevo material rodante. Urge tomar medidas para acortar los tiempos de viaje si se desea que este servicio comience a tener el impacto que alguna vez se le auguró.