El presidente de SBASE Juan Pablo Piccardo participó esta semana de la 28° Asamblea General de la Asociación Latinoamericana de Metros y Subterráneos (ALAMyS), que se clausuró ayer en la Ciudad de México, presentando una conferencia acerca de temáticas vinculadas a la tarifa del servicio subterráneo. En declaraciones que fueron recogidas por el diario La Jornada Piccardo cuestionó la eficacia de los subsidios a la tarifa, argumentando que “los altos niveles de subsidio a la tarifa terminan en el corto o largo plazo en un mal servicio hacia los usuarios”.
“Es necesario caminar hacia una tarifa que cubra los costos de operación y ofrezca un mejor servicio a los usuarios, mediante el establecimiento de tarifas diferenciadas, para apoyar a la población que más lo necesita, dejando de lado cuestiones políticas, que siempre nos pegan, pero es necesario enfrentarlas“, manifestó el funcionario ante un auditorio en el que se contaban representantes de todas las empresas de metro latinoamericanas.
Asimismo, comparó la tarifa al usuario del Subte porteño (“52 centavos de dólar”) con la de México y Pekín (“35 a 37 centavos de dólar”), argumentando que es una de las más bajas del mundo. Cabe recordar que ambas ciudades prestan un servicio con estándares de frecuencia y confiabilidad muy superiores a los de Buenos Aires y ambas son redes subsidiadas —México con niveles similares o superiores a los de Buenos Aires— por lo que no se comprende bien adónde quiso llegar Piccardo con esta analogía.
Ambas son, además, redes muy amplias y en extensión permanente. El escenario de ALAMyS permitió también al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, anunciar la construcción de otros 45 kilómetros de líneas para la capital mexicana. La Ciudad de México tiene una red en operación de 226 kilómetros y 195 estaciones (más de cuatro veces más grande que Buenos Aires), mientras que Pekín tiene 465 kilómetros de extensión y 262 estaciones (casi nueve veces más grande).
Finalmente, vale notar que el razonamiento de Piccardo de que los subsidios conllevan al empeoramiento del servicio parte de pensar el Subte desde una empresa privada: supone que la empresa perderá interés en la calidad si no debe satisfacer a un pasajero-cliente para que compre el servicio. El subsidio público lleva, en efecto, a que el principal cliente de una operadora privada sea el Estado y no los usuarios. Pero entonces una vez más el origen del problema está en todo caso en la ausencia o desinterés del Estado, no lo contrario. Para una operadora pública la composición de los ingresos es en última instancia irrelevante, porque su criterio de utilidad no es la ganancia sino el beneficio social.
Casualmente o no, las redes de México y Pekín tienen empresas estatales responsables de su operación y ampliación, como la gran mayoría de las ciudades del mundo. Pero Piccardo se refirió sólo a la tarifa, valor que en Buenos Aires debe financiar no sólo los costos de operación reales sino el pago a Metrovías, clienta del Estado, por sus servicios de intermediaria responsable del servicio. Una situación que no existe en los otros metros ante quienes el presidente de SBASE hizo una encendida defensa del alza del pasaje.