El Ministerio de Transporte de la Nación y la concesionaria carguera Ferrosur Roca resolvieron suspender la circulación de trenes en el ramal a la estación Sola, en el barrio de Barracas, que atraviesa la Villa 21-24.
Según se explicó, la suspensión es de carácter “temporal” y se mantendrá vigente “hasta que se adopten nuevas medidas de seguridad operacional” en el ramal.
La decisión se implementó a consecuencia de que el pasado viernes una niña de 15 años muriera al ser arrollada por una formación, situación a raíz de la cual los ocupantes del sector comenzaron a bloquear el paso de los trenes.
Sin ir más lejos, el lunes por la noche habitantes de la villa incendiaron el puente ferroviario sobre el Riachuelo, que quedó en condiciones intransitables y con riesgo de colapsar, por lo que fue clausurado. El puente, además, hace las veces de paso peatonal, razón por la cual se les pidió a los vecinos “no utilizarlo” por “razones de seguridad”.
Desde el Ministerio de Transporte explicaron a enelSubte que durante este miércoles y jueves se estarán desarrollando reuniones entre autoridades nacionales y porteñas, con participación del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), para “establecer una mesa de trabajo conjunto” dedicada a la problemática del ramal.
En este sentido, destacaron que se trabajará “en conjunto con la Ciudad” y con “organizaciones barriales” en “la preservación de la traza férrea especialmente en el sector lindante a las viviendas (unos 1800 metros aproximadamente) con luminarias y equipamiento urbano” para “mayor seguridad”. En lo inmediato, “Ferrosur colocará señalética en el puente que fue quemado y sufre riesgo de colapso”, puntualizaron.
Llamativamente, las negociaciones las está llevando en forma directa el ministerio, a pesar de que Ferrocarriles Argentinos tiene una mesa específica para el “abordaje de intrusiones y asentamientos en zonas operativas ferroviarias” -que entre otros casos, estaba trabajando junto con la concesionaria en un relevamiento de la situación en la Villa 21-24-, relegando nuevamente a la empresa responsable de “articular el sector ferroviario nacional” (según la definición de la propia ley 27.132) a un rol casi decorativo.
El tramo que atraviesa la Villa 21-24 es uno de los más complicados de la red, porque las construcciones han ido avanzando cada vez más sobre las vías, apenas respetando el gálibo mínimo para que las formaciones puedan transitar. Además, a lo largo de prácticamente un kilómetro, la vía es utilizada como calle pública por los habitantes de la villa, por lo que es común que esté invadida por automóviles, motos, personas, animales o cualquier clase de objetos.
No es el único sector afectado por esta problemática: tal como explicó enelSubte, situaciones similares obligaron a suspender los ramales Temperley – Haedo de la línea Roca -que no operó durante un año y medio y que sigue teniendo problemas– y Puente Alsina – Aldo Bonzi de la línea Belgrano Sur, que no circula desde hace cuatro años a causa de las intrusiones.
La paulatina intrusión de las trazas ferroviarias operativas es un problema de características estructurales: de acuerdo con un relevamiento del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, hasta un 5% de los barrios precarios de todo el país están asentados sobre vías del ferrocarril o a menos de 10 metros de ellas.